Si tengo que quedarme con una sensación elegiría la adrenalina que recorrió mi cuerpo al conocer la noticia: ¡era beneficiaria de la beca del CICODE! ¡Nicaragua me esperaba! A decir verdad, no conocía mucho más que la inseguridad vendida por los telediarios. Desconocía el proyecto del que formaría parte, pero solo me hizo falta leerlo una vez, sin atender mucho a los detalles, para saber que acabaría enamorada de todos y cada uno de esos chavales que nutrirían mi experiencia.
En lo que llevo aquí, definiría Nicaragua de una forma totalmente diferente, diría que Nicaragua es la posibilidad de ser feliz con poco, Nicaragua es esos frijoles cocidos que te ofrecen en cualquier lugar como símbolo de hospitalidad, Nicaragua, y en mi caso Ciudad Sandino que es donde me encuentro residiendo es la versión que los telediarios no muestran.
“Centro de atención específica El Güis” es el centro en el que llevaré a cabo a mi estancia, ubicado en Ciudad Sandino una de las zonas más pobres, según diferentes estadísticas, del país. El Centro atiende a un colectivo muy variado, desde niños/as con 8 años hasta edades que se sitúan en los 35 años. Por un lado desarrolla la labor formativa, y por otro atiende a necesidades básicas con su servicio de comedor, posibilitando y asegurando al menos una comida al día a los chicos/as.
La gente con capacidades diferentes es apartada en numerosas ocasiones de la sociedad, siendo relegados a un segundo plano siempre acompañado de una mirada de pena y condescendencia. Por tanto, El Güis, es vida y da vida a estos chicos/as. Da la posibilidad de seguir desarrollando en todas las esferas, ha creado redes y vínculos entre los chavalos, ha apostado y luchado por conseguir un desarrollo holístico en ellos y ha hecho lo que nadie hizo, no mirar para otro lado y comprometerse con esa parte tan olvidada de la sociedad.
Estar aquí me está permitiendo cosas realmente increíbles, como darle valor a una sonrisa o un gesto amable. Estar aquí, con esta gente me está ayudando a descubrir el lado más bello de mi profesión. Los besos, los abrazos, los ratos de juego que tengo en mi día a día son la energía que permite seguir. No importa que la jornada empiece a las 6.45, primero para hacer el recorrido escolar y luego las diferentes clases. Queda atrás el sueño, que cuando suena el despertador te hace pensar en la siesta, solo vienen otros tipos de sueños. Estar aquí y ahora estoy segura que tendrá infinidad de beneficios pero sobre todo un crecimiento personal, conocer otra realidad, no sesgada. Conocer Nicaragua por mí, de mano de gente maravillosa.
Así que, si tuviera que sintetizar mi entrada diría que: No dejes que el miedo apague tus sueños, transformarlo en motor de cambio. Haz que no falten las ganas de alcanzar tus metas. Estas son las lecciones más valiosas que estas primeras semanas me han dejado. Puede parecer lejano, inalcanzable, pero acaba llegando.
