Finalmente, llegamos a la últimas semanas de voluntariado, por lo que, aunque breve, llevamos a cabo una pequeña evaluación sobre los proyectos implantados a mi partida (ya que continuaría con ellos un par de semanas más mi compañera). Llegamos a apreciar de forma bastante positiva el resultado obtenido sobretodo con los alumnos y alumnas de primaria, los cuales acabaron en parte motivados para continuar leyendo y realizando las actividades en los talleres. Esperemos que sigan motivados para leer por su propia cuenta en cuanto finalicen estos talleres y el curso académico.
Por otra parte, con los chicos y chicas del albergue comenzábamos a entablar mayor confianza, pero desgraciadamente, ya en las últimas semanas, por lo que me fue un poco desmotivante esta parte.
En lo que se refiere en seguir en contacto con la cultura y costumbres locales, hasta el último momento estuvimos sumergidos en ella, ya que dentro de Arequipa se celebraba el mes del Señor de los Milagros, una festividad religiosa bastante importante para los arequipeños, por lo que en los colegios se llevaban a cabo algunas actividades especiales así como procesiones y festividades en muchos barrios. En este sentido, también y gracias a la organización de acogida, pudimos disponer de algo de tiempo para viajar a otras regiones del Perú, como el Cañón del Colca, así como a Cusco y el Valle Sagrado de los Incas, donde pudimos profundizar mucho más en esta cultura ancestral y conocerla a través de sus descendientes y las personas que se encargaban de mantenerla con vida, así como poder visitar un icono como es el Machu Picchu, conociendo cómo vivían éstos y qué costumbres siguen manteniendo hoy día o cuáles provienen de esos tiempos.
Por último y ya para finalizar mi estancia en Arequipa, vino la parte más difícil: la despedida de las niñas con las cuales habíamos convivido en su albergue seis semanas y con las que realmente habíamos congeniado desde un principio. Fue bastante duro aunque sirvió para darnos cuenta de que nuestra labor allí al menos servirá para dejar un buen recuerdo en ellas y en nosotros. Así, seguimos en contacto con la asociación y este albergue (Sumac Wasi), colaborando desde España en lo que podamos y contando los días para poder volver.

Alumnos preparando su teatrillo sobre el libro “Cuentos y lenyendas arequipeños”.