Y bueno, no todo era trabajo, por las tardes tenía algunas horas libres y los fines de semana también eran para mí. A las 18 horas, acabada mi jornada, me iba a conocer los alrededores. Cada día veía o comía algo nuevo, much@s vendedore/as ambulantes y entre ell@s mucha comida superapetecible (dulces, arepas- tortas de maíz con carne, verduras y queso entre medias-, tamales- masa de maíz alargada acompañado de verduras y carne-...). Cada fin de semana iba a un lugar diferente, me recorrí gran parte del Sur del Perú conociéndolo desde adentro, compartiendo momentos con las personas del lugar.
Donde fuera vi paisajes hermosos y conocí personas lindísimas. Casi siempre viajé sola encontrando mucha bondad y generosidad entre la gente que se cruzaba por mi camino.
Estuve en Huancaya - Montañas, ríos… paisaje espectacular-, Nazca - Acueductos, cementerios, paredones y líneas-, El Carmen - Población negra esclava hasta 1850-, Ica - Huacachina-, Paracas, Pisco - Islas Ballestas-, Abancay - Pueblo típico de la sierra donde mantienen muchas costumbres, entre ellas el habla Quechua-, Conocc - Termas muy tranquilas inmersas en un entorno muy bello, Cusco - Típica ciudad colonial,- Santa Teresa- Cerca a Machu Picchu donde también hay termas pero más turísticas-, Aguas Calientes - Pueblo de Machu Picchu-, Puerto Maldonado - Pueblo de la selva explotado por la industria maderera y minera-; y La Reserva del Manu (Salvación y Boca Manu) - Parte de la selva donde hay zonas protegidas para l@s nativ@s-.
He vivido una de las mejores experiencias que he tenido hasta ahora, por ello he querido compartir esta pequeña parte de mi estancia allí para que la gente se anime y no tema viajar sol@. A veces se puede sentir miedo pero con los pies en la tierra y la mente abierta no se tiene porqué temer nada y puedes descubrir cosas inimaginables.