Nuestro proyecto, denominado “Promoción del acceso a un ambiente saludable y a los servicios de agua y saneamiento, en el marco de los derechos humanos y la equidad de género, en las comunidades indígenas de la Mancomunidad Municipal Valle Sur Cusco (Perú)”, tuvo lugar en la región de Cusco y comprendió tanto actividades en oficina como en comunidades campesinas. La adaptación ha sido extremadamente fácil, desde el primer momento me he sentido muy cómodo.
Aunque las actividades en un inicio se enmarcaban en el ámbito del agua y saneamiento, las que desempeñé finalmente fueron diversas. Apoyé a una compañera en la impartición de unas clases a niños sobre el ciclo del agua y codirigí otro para adultos sobre corresponsabilidad. Debido a mi especialización, simulé y calculé las combinaciones de paneles y baterías óptimas económico y energéticamente para la región en instalaciones fotovoltaicas aisladas e inicié el proceso de simulación de confort térmico en viviendas tradicionales de regiones rurales, que no pude finalizar al haberse terminado mi tiempo de voluntariado. En vista de la realidad del país, detecté la pertinencia de conversar sobre sexualidad y derechos humanos con el personal de la organización, para poder así tener en cuenta esos aspectos en el diseño y ejecución de proyectos en la región. Es un tema que, debido a su carácter polémico, se deja sistemáticamente de lado en la cooperación al desarrollo de muchos países, condenando a continuar en el sufrimiento a muchas personas que no viven la sexualidad y el género de su forma normativa. Diseñé así un taller adaptado a las destinatarias, que finalmente fue cancelado alegando motivos de incompatibilidad de horarios.
En lo profesional quizás no he podido desarrollarme lo suficiente, pero en lo personal me llevo mucho de esta experiencia. Ver cómo funcionan las Asambleas Comunales de las comunidades campesinas es asombroso. Poder compartir pareceres y conversaciones con gente que ha crecido en otro entorno y con otras tradiciones ha sido muy enriquecedor. Los entornos naturales peruanos son magníficos, de una enorme riqueza. Haber tenido la oportunidad de visitar la montaña de Vinicunca, las salineras de Maras, los yacimientos de Ollantaytambo, Pisaq o Machu Picchu ha sido una suerte. Ver lo que ha sobrevivido de las sociedades precolombinas te teja pensando, su técnica arquitectónica y agrícola era sorprendente. Aún se pueden observar a día de hoy algunos de los efectos que la invasión hispánica ha tenido en las sociedades del territorio, como puede ser esa fuerte discriminación a las personas quechua hablantes, que está lejos de ser superada.
Cuzco es una ciudad genial, muy segura y con millones de cosas que ver, si bien es cierto que la diferencia respecto a otras ciudades europeas no será tan drástica como la que existe con pueblos de otros proyectos. La experiencia en general ha sido muy positiva y no dudaría en repetirla.
