La idea de realizar mi TFG en base a la cooperación al desarrollo fue algo que me llamaba bastante la atención. Poder utilizar, profundizar y poner en práctica tus conocimientos aprendidos en la carrera para ayudar a la gente, en mi opinión, es algo muy positivo y sobretodo gratificante. No solo por el hecho de beneficiar a gente que lo necesita, si no por ti mismo, ya que uno crece muchísimo tanto como profesional como persona.
La experiencia de voluntariado internacional y realización del TFG en base a la cooperación ha sido posible gracias a la ayuda económica que CICODE me concedió, además de la ONG Geólogos del Mundo, con los que colaboré durante toda mi estancia y me acogieron como uno más desde el primer momento. Tanto al CICODE como a GdM estoy muy agradecido.
El proyecto básicamente trató sobre una mejora en la red de abastecimiento de agua a las poblaciones hondureñas de La Esperanza e Intibucá. Más que la realización de esta mejora, mi tarea, en colaboración con la empresa de aguas local y la ONG española, consistió en un análisis de la situación, toma de datos, diseño de las obras, redacción de proyecto y demás actividades necesarias en base a una futura proyección de las obras.

En el tema profesional, he conocido numerosos aspectos técnicos, más rudimentarios que en España, ya que los recursos y medios que disponen son bastante más escasos. He aprendido conceptos a la hora de dirigir y supervisar una obra, planificación, cómo llevar a cabo diferentes situaciones/problemas, trato con empleados, organismos y distintos agentes del proyecto, etc. Cosas que desafortunadamente en la Universidad no te enseñan y hasta que no tienes ninguna experiencia profesional no te las planteas. El conocimiento que he adquirido sobre abastecimiento de agua potable es enorme.

Durante esta experiencia pude comprender de primera mano la situación y problemas que los habitantes del país tienen respecto a algo tan importante como el agua. Hay una serie de factores (contaminación, mentalidad, intereses económicos personales…) que impiden un abastecimiento de buena calidad y cantidad suficiente. Principalmente, es un problema cultural, de costumbres y de educación. Para cambiar esto, poco a poco habría que enseñar a la gente a cuidar este bien tan preciado.
Al estar y vivir en un país en vías de desarrollo, te das cuenta de que los problemas que podemos llegar a tener en nuestro país son prácticamente insignificantes comparados con los de ellos. He aprendido a valorar más la suerte que los españoles tenemos de vivir aquí y me he dado cuenta de lo afortunados que somos.

Los sueldos son increíblemente bajos para todas las horas que trabajan y el esfuerzo que requieren (cultivos, construcción, etc). En muchas familias, la única fuente de ingresos es el padre, por lo que tienen que vivir de una forma muy pobre y hacer milagros para poder llegar a fin de mes.
Tristemente, la violencia (asaltos, asesinatos, violaciones) allí es algo de lo que todo el mundo oye y sufre a menudo. Ir de noche tranquilo por la calle o caminar solo por la ciudad son situaciones en las que te pones en riesgo. Incluso desde nuestro trabajo como es la ingeniería civil, es conveniente andar con cuidado y vigilar con quien tratamos en cada momento (donde hacemos obras, a quién contratamos, por dónde pasamos, cuál es la calidad del agua) ya que son situaciones que en España no pensamos porque no existe peligro pero en países como Honduras la cosa cambia totalmente.
Afortunadamente he conocido a gente maravillosa y vivido bonitas experiencias que recordaré siempre. He podido disfrutar de su cultura, religión, costumbres, comida, formas de pensar, política… Siempre recordaré este voluntariado como algo inolvidable y espero ansiosamente volver a repetir en un futuro próximo.
