Aún recuerdo los nervios iniciales antes de partir a Guatemala. Esos nervios que recorren todo tu cuerpo y nos hacen sentir vivos.
Una vez que aterricé, aparte de enamorarme de aquel país tan verde y tan hermoso, se me fueron todos esos nervios de un plumazo. No tuve apenas choque cultural ya que ya había estado con anterioridad en Latinoamérica. Tampoco sufrí el temido jet lag. Pero lo que peor llevé sin duda fue lo del agua potable. No te das cuenta del lujo que es eso hasta que no lo tienes. Eso de pagar por agua pura hasta para lavarse los dientes no iba conmigo.
Desde el primer momento me sentí muy acogida, tanto por la familia donde viviría esas ocho semanas, como en el colegio donde iba a realizar el voluntariado.
La Antigua Guatemala, donde viví durante dos meses, desde el primer día me encantó por sus colores tan vivos, la amabilidad de su gente y sus calles empedradas. Siempre vigilada por los volcanes de Agua, Fuego y Acatenango. Estas son algunas de las razones por las que sea Patrimonio de la Humanidad. Tuve la suerte de vivir rodeada de chapines para así aprender sobre la cultura de Guatemala. También pude degustar la riquísima gastronomía del país.
Como todo en esta vida no todo nos puede gustar ni todo es bonito. Una de las cosas que no me gustaron tanto de Guatemala fue ver la cantidad de basura que te encontrabas en cada esquina independientemente de si era campo o ciudad, incluso por las carreteras. También que la mayoría de los vehículos expulsaban tal cantidad de gases que te podías perder perfectamente entre ese humo negro tan denso.
Los primeros días pensé que el colegio “Brillo de Sol” era un caos y que no iba a aguantar ni una sola semana. En poco tiempo me fui adaptando y me enamoré de ese caos. No quería que acabara nunca. Lxs niñxs son súper cariñosxs y agradecidxs. Me encantaba llegar y que siempre me recibieran con mil abrazos y con una sonrisa bien grande en la cara. Cuando te ibas a ir te agarraban y no te soltaban.
Brillo de Sol es un colegio inclusivo muy especial donde las maestras saben perfectamente la situación de cada niñx y sus necesidades. Adaptan toda enseñanza a cada niñx en función a dichas necesidades. Tienen técnicas personalizadas para cada alumno y alumna. Todas las maestras enseñan desde el cariño y amor a sus alumnxs y les enseñan unos valores increíbles, cosa que eso en nuestro país ni se lo plantean.
Lxs niñxs del colegio son muy educadxs. Siempre ayudan a lxs compañerxs que más lo necesitan sin que nadie se lo pida.

Me siento súper privilegiada por haber estado dos meses en Brillo de Sol disfrutando muchos de lxs niñxs. Cada día era especial. Me ha encantado sentirme parte de la maravillosa familia de Brillo de Sol. Descubrir a lxs niñxs más de cerca, conocer sus historias y darme cuenta de lo especiales que son cada uno de ellos.
Pienso que ha sido una gran experiencia que me ha hecho mejorar y que recomiendo positivamente. Sin duda, he recibido mucho más de lo que he dado. Ha sido una etapa muy intensa que recuerdo con mucho cariño cada detalle.

Ha pasado ya casi un mes y ya echo muchísimo de menos a mis niñxs, a Guatemala y a su gente… incluso hasta quejarme a cada rato de toda la basura botada!! Pero bueno, sé que volveré en un futuro no muy lejano.
Si quieres entender algo de todo lo que acabo de escribir, tienes que vivirlo por tí mismx!!
Muchas gracias CICODE y Brillo de Sol por haber hecho esto posible. Espero que sigan muchos más años realizando su gran labor.