Lo primero reseñable de mi experiencia de voluntariado es que no se trata de mi primer viaje a Perú. Allá por el 2015, en el marco de las becas de prácticas de cooperación al desarrollo, tuve la oportunidad de trabajar tres meses en Huancavelica, la región más pobre del país andino. Y lo hice de la mano de excelentes profesionales de la ONG Madre Coraje, que colaboraban con multitudes de ONG locales.
Por tanto, las expectativas previas no eran las de un voluntario primerizo, sino las de un “cooperante” con cierta formación, experiencia y trayectoria. Con todo, desde el 2015 hasta este mismo año, había centrado mis esfuerzos en cuestiones académicas (acabar mi segunda carrera y comenzar el doctorado), por lo que estaba un poco alejado del mundo de la cooperación y del voluntariado. Solamente gracias a un pequeño voluntariado local que hacía los viernes en la sede de ASPA en Granada podía decir que seguía en contacto con este mundo tan intenso e interesante.
Así, tenía ciertas ganas y nerviosismo por volver a viajar, por regresar a Perú, un país del que he aprendido tanto y del que me llevo personas increíbles, tanto en lo personal como en lo profesional. Es fascinante ver cómo la gente de ASPA, del CICODE y de Guamán Poma se conciertan solamente para que “tú” puedas viajar y tener esa experiencia enriquecedora. En mi opinión, he conseguido aprender mucho más esta segunda vez, pues el bagaje del primer viaje permite a uno situarse y aprovechar mejor el tiempo.
En esta ocasión, viajé y me instalé en Cusco, capital milenaria de los Incas y espacio de riqueza cultural. Trabajé con una ONG consolidada como es Guamán Poma de Ayala, la cual se proyecta en diversos ejes de acción de la cooperación, a saber, el agua, el saneamiento, el ecologismo, la gobernanza pública, etc. Es en este último, en la mejora de la gestión pública, donde yo personalmente más pude aportar, insertándome en la dinámica de trabajo de un área de la ONG llamada “Escuela de Gobernabilidad”, que era un área de trabajo que se encargaba del asesoramiento, capacitación e implementación de proyectos relacionados con la Gestión Pública. Mi primera tarea consistió en revisar y hacer mejoras en el Reglamento Organizacional de la Municipalidad Distrital de Chichero para el Programa Vaso de Leche; dicho programa tenía como finalidad ofrecer insumos alimenticios a grupos de población vulnerables (mujeres gestantes, mujeres lactantes, menores de 0 a 3 años, etc.).
Tuve la oportunidad, a partir de ahí, de trabajar con funcionarios, con personalidades políticas y de impartir numerosos talleres, charlas y seminarios. Ello no fue óbice para que también me involucrara en viajes a campo, a terreno, para visitar las comunidades; en esas visitas, tuve la oportunidad de conocer a distintos representantes de las comunidades, autoridades y vecinos, en lo que fue una sucesión organizada de visitas a campo.
Los paisajes de Anta, Chinchero, Patabamba, Patacancha, Sunco Valle Sur y otras tantas zonas de la región fueron habituales en mis viajes a campo.
Esperando poder regresar a Perú por tercera vez.

