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Voluntariado Internacional como terapeuta ocupacional en Lima, Perú

Un día como otro cualquiera decidí embarcarme en la aventura de realizar un proyecto de Cooperación Internacional al desarrollo, otorgado por el Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo (CICODE), todo comenzó cuando me concedieron la plaza y me comunicaron que mi destino para realizar el voluntariado sería El Callao, Lima (Perú). Una de las zonas más inseguras y conflictivas de toda Lima.


Los niveles de desigualdad en Perú son abismales llegando a haber en Lima incluso un muro que separa la zona rica de la zona pobre y marginal. Día a día, cuando tenía la oportunidad de conversar con gente local me comentaban casos que para mí llegaban a ser incomprensibles, tales como, de normal vamos armados cuando salimos a la calle ya que nunca se sabe lo que pueda pasar, o no te confíes nunca de nadie ni incluso de las personas mayores ya que las usan para engatusarte y robarte toda la plata. Hasta incluso llegar a decirte: ¡Atención, no cojas un taxi que puede ser que te echen un spray y te intenten violar o robar¡.

Además, ni mencionar la corrupción política, la insalubridad en calles, mercados, el caos en el transporte, la insensibilidad con los residuos, junto con llegar algunos días a tu casa y no poder tomarte ni una ducha porque han cortado el agua (que siempre era fría) debido a que no se podía abastecer al mismo tiempo a las reformas/obras y a la población.


Pero……a pesar de todo fui dispuesta, con todo mi entusiasmo, a realizar mi labor de Terapeuta Ocupacional para mejorar la situación en la que se encontraba aquella zona; ya que la mayoría de los niños con los que traté tenían problemas de conducta, impulsividad, agresividad, hiperactividad, problemas en el lenguaje, debido a que se habían criado en zonas marginales, donde sus padres estaban metidos en asuntos de tráfico de armas, drogas o hasta en la misma cárcel. Pese a todo, para mi ha supuesto una de las experiencias más gratificadoras, enriquecedoras y conmovedoras de mi vida, ya que según un dicho ‘’Cuando das siempre recibes’’ y esos niños cada día que iba a ofrecerles una ayuda y a realizarles terapias me recibían con los brazos abiertos llenos de felicidad, ternura y gratitud.


Cada día me levantaba a las 5 de la mañana con un rayo de luz, ya que allí no existen persianas, y lo hacía diciendo: ‘’Hoy comienza un gran día, hay millones de personas esperándome con la esperanza de poder encontrarse mejor gracias a las terapias recibida’’. Y así era como día tras día realicé mi labor de Terapeuta Ocupacional en dicho proyecto. No olvidando también que día tras día me preguntaba la gente: ¿y qué es la Terapia Ocupacional? y con todo mi empeño lo explicaba y junto a ello desempeñé diversas actividades como:


-Ir al Colegio San Vicente, en El Callao, para tratar a niños/as con una edad comprendida de entre 3 a 5 años, los cuales tenían problemas de conducta, hiperactividad, cambios de carácter, impulsividad, agresividad, problemas en el lenguaje. Mi labor con ellos era tratarlos desde la Terapia Ocupacional, dependiendo la patología que tuviesen, por ejemplo; con estimulación del lenguaje.

Realizaba sesiones de una hora, en las cuáles la primera sesión fue un caos ya que los niños llegaron revolucionados, pero poco a poco se fueron adaptando a mi proceso y a mi temática de trabajar y cada día llegaban con más entusiasmo para recibir sus terapias. ¿Nunca olvidaré a los niños cuándo me decían: “Eli hoy me he portado muy bien, tienes un chupetín para mí’’? Y yo pensando que realmente esos niños habían avanzado enormemente con respecto a sus problemas de conducta, sólo se necesitaba el apoyo constante y reiterado de un profesional para que todo fluyera bien.


-Ir al Centro de Salud Mental ‘’San Juan de Dios’’, para realizar talleres de Terapia Ocupacional, estimulación cognitiva, trabajar la psicomotricidad fina y gruesa, esquema corporal. Traté con personas con diversas patologías como: esquizofrenia, retardo mental-impulsividad, discapacidad intelectual, trastorno delirante, hemiplejia, epilepsia, síndrome de Down, distimia, depresión, mutismo selectivo. Cada día iba dispuesta a que fueran capaces de sacar una sonrisa y a demostrarles que tienen las capacidades y habilidades para realizar todo lo que se propusieran y más, a pesar de su enfermedad, porque los límites sólo están en la mente. Además, realizábamos salidas como, por ejemplo, visitar el Circuito Mágico del Parque de las Aguas de Lima u organizábamos fiestas para que pudieran disfrutar al máximo.




-Iba a visitar a una niña con parálisis cerebral y retardo mental a su casa. Cuando llegué me impactó muchísimo encontrarla en aquel estado y tan abandonada en cuanto a tratamiento, ya que podría encontrarse realizando perfectamente sus actividades de la vida diaria y podría tener autonomía e independencia si estuviera tratada, ya que yo vi con mis propios ojos los avances tan enormes de esa niña.

Con ella se me abrieron los ojos y pude darme cuenta cómo debido a la sociedad, y a los bajos niveles económicos, una enfermedad puede llegar al deterioro completo de millones de personas con este tipo de problemas o discapacidades. Sinceramente esta niña me rompió el corazón al ver que podía desempeñar sur roles y funciones como una niña cualquiera pero, debido a la no atención sanitaria, estaba como un vegetal. Porque vi como con el transcurso de las sesiones lograba al menos poder movilizar un miembro, pero sin embargo se encontraba postrada en un sofá en condiciones precarias.


-También iba al Club del Adulto Mayor en el Colegio San Vicente a realizar talleres de Terapia Ocupacional con mis mayores. Cada día les proponía una actividad diferente para mejorar la artrosis, artritis, problemas de sensibilidad, les realizaba estimulación cognitiva y sobre todo pasaba momentos muy satisfactorios con ellos. Y lo que más me gustaba era cuando después de todas las actividades que realizábamos cogían con tantas ansias la merienda.


-Por último, realizaba mi labor en el Colegio San Martín de Porres, Nº4004, distrito La Perla (El Callao), en el cual me puse en contacto con la psicóloga del centro para atender y realizar tratamiento con el Centro de Educación Básica Especial ‘’La Perla’’, Servicio de Apoyo y Asesoramiento a las Necesidades Educativas Especiales.

Allí trataba a chicos/as con diversidad funcional de los cuáles la mayoría su patología era retraso mental moderado, trastorno del espectro autista y discapacidad musculoesquelética por problemas neurológicos. Por lo que como tratamiento organizaba sesiones de una hora para tratar este tipo de patologías para por ejemplo aumentar la movilidad y evitar atrofia en los problemas motores.


-Además visité diferentes Centros de Reforzamiento escolar, CAE, como San Judas Tadeo; y centros de formación profesional para especializarse en auxiliar de enfermería, informática, etc.


Todo esto lo pude realizar con Coprodeli, mi ONG de acogida (organización católica centrada principalmente en la educación), la cual había puesto en marcha un proyecto en el que construyó numerosos colegios, centros de salud en los lugares más desfavorecidos de Perú y pude ver como esa iniciativa estaba dando fruto. Como podemos ver en las cifras del impacto social en 29 años de Educación con:


-86,871 estudiantes atendidos en 22 colegios, de los cuales 76% de estudiantes consigue altos logros educativos y el 70% de egresados hace estudios superiores.


Mencionar que siempre me he sentido como en casa allá dónde he ido en mi voluntariado, ya sea con los integrantes de la asociación como con la gente con la que he compartido mi experiencia en Perú, porque en este país, aunque se respire una inmensa pobreza la gente goza de una gran humanidad y respeto en todo momento, y sobre todo son personas que cosas hacen de corazón sus actos y con gratitud, sin buscar nada a cambio en ningún momento.


En definitiva, lo que me llevo de esta experiencia son el ímpetu y las ganas de superarse y lograr ser algo más a pesar de las dificultades socioeconómicas, en el ambiente familiar e incluso de insalubridad; de cada niño, anciano, adolescente con los que he tenido la oportunidad de ahondar con ellos y poder verlos como mejoraban día a día como personas y con respecto a sus problemas de salud o con sus discapacidades. Además, he tenido la oportunidad de conocer a grandes personas de otra cultura y entablar una grandiosa y bella relación con cada uno de ellos/as en cada viaje que realizaba y de poder ver cómo la gente en Perú está dispuesta a echarte una mano en todo lo que necesites y, sobre todo, me llevo la satisfacción de haber cumplido los objetivos con la gente en el tiempo establecido y las sonrisas que cada día me brindaban.


Por conclusión, incentivo a que cualquier persona rompa las barreras culturales existentes con los demás países, ya sea porque se hallen en situaciones de pobreza o desfavorecidas, para poderse sumergir en un mundo lleno de descubrimientos, aventuras, vitalidad, grandeza y fascinante como puede ser Perú u otros países de Sudamérica. Ya que esta experiencia facilita conocer de cerca una realidad que jamás podrías imaginar por mucho que te cuenten, a menos que sea vivida. Y ahora sí, ¡es tu turno!, fuera comodidades y a abrir mentes para disfrutar de lo maravillosa que es la vida y las oportunidades que nos regala.

‘’Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo’’

Mahatma Gandhi

Universidad de Granada
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