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Compartir hace feliz

¡Buenos días,...


…empieza mi aventura!, mi proyecto Prácticum del Máster: “Conservación de sistemas acuáticos y revalorización de los grupos étnicos de Mauritania”, que me llevará desde la conservación de tortugas marinas en el salvaje Parque Nacional del Banco de Arguin, hasta la recóndita comunidad pular en Djewol, que contribuye, a través de las aguas del Río Senegal, a la dispersión del peor enemigo de quelonioideos y humanos, el plástico. A lo largo de esta travesía iré concienciando sobre la importancia de las tres erres, reducir, reutilizar y reciclar, con el fin de valorizar su entorno, salud y el ciclo del agua que todo lo aúna, trabajando codo con codo con la comunidad, por y para ella. Como colofón, terminaré investigando en la Universidad de Nouakchott Al-Aasriya, donde evaluaré la toxicidad del agua, con objeto de proteger lo más importante, la vida.


Son las 06:07h. de la mañana, estoy viendo el amanecer. Acabo de llegar a un sitio del que no tengo ni la más remota idea de localizar sobre un mapa. En la única parada que hizo el conductor, durante un viaje de 16 horas, comí lo que pude; comida de la calle, con la lógica, y esperada consecuencia, de sufrir diarrea, entre otras cosas porque el hombre, mientras la preparaba con sus propias manos, y cortaba con tijeras, a la par manejaba el dinero que le daban sus clientes, devolviéndote el cambio pringado en grasa.


Era aún de noche cuando hice el transbordo, aprovechando la parada del autobús para ir al baño de un centro médico que justamente estaba al lado. Aquí apenas hablan francés, sino su propia lengua étnica, el pular o peul, que todavía no sé pronunciar y aún menos escribirlo, tan sólo llevo unas horas aquí. Cuando salí del baño, donde para limpiarte te tienes que valer de agua, y de tu bendita mano izquierda (clave rápida para entender de la transmisión fecal-oral de enfermedades), una chica, y pese que acababa de dejar el baño libre, se puso a miccionar en aquel suelo de tierra, quizá no quiso adentrarse en la oscuridad de ese cuchitril maloliente.


Anduve un poco hasta llegar a la estación de autobuses. Las calles no están asfaltadas y el agua se estanca haciendo pequeños charquitos. Todo está lleno de basura y plastiquitos, porque no tienen papeleras y, por ende, educación ambiental. Queman los plásticos contribuyendo masivamente al efecto invernadero.


Los próximos días me encontraré con una dieta basada en comida picante, ya que la usan para eliminar parásitos. En fin, tranquilo y sosegado, nervioso e ilusionado, estoy viendo amanecer en Kaédi, mientras espero el próximo coche para Djewol.




Fotografía 1: Viendo los primeros rayos de sol en Kaédi.


La salud es lo más importante, y para ello hace falta higiene como barrera que evite la transmisión de enfermedades. Los animales se alimentan de estos residuos carentes de nutrientes, pero repletos de moléculas que constituyen el plástico y, bajo estas condiciones, luego servirán de alimento a la comunidad por lo que, efectivamente, teniendo esta dieta es más fácil que proliferen las enfermedades. ¡Ah! sin olvidar la cantidad ingente de personas abandonadas azarosamente en la calle, personas enfermas que, sin cuidados, transmiten desintencionadamente, y de forma pasiva, sus enfermedades. Otro foco más de infecciones.


Tras haber llegado de un viaje de cuatro escalas, dormir en el aeropuerto y hacer un viaje en “bus” de 16 horas, ahora, mientras va subiendo el sol, me toca esperar al siguiente coche para un viaje de un par de horas. Lo raro es que, aún tras el panorama que he encontrado, me encanta todo esto y no me importa hacerlo solito.


¿Qué mal?. En absoluto, hay muchas cosas buenas descubiertas y aún por conocer… los niños son libres sin consolas, juegan a las canicas, la gente descansa relajada entre amigos y familia, al aire libre, hay posibilidad de estudiar y se ingenian para, de la nada, realizar cualquier trabajo.


No todo es oro, pero al menos aquí, pese a la falta de higiene, no están esclavizados como nosotros lo estamos ante el trabajo, ante ese aspirar a “mejorar”, a demostrar. Aquí son, y viven, para mantenerse día a día.

Por eso estoy aquí, hay que venir a hacer pero también a aprender, ya que sin duda, “la unión hace la fuerza”.


Universidad de Granada
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