La organización ha sido maravillosa, nos lo han puesto muy fácil a la hora de adaptarnos al ambiente de Missirah. La gente local desde el primer momento nos ha apoyado muchísimo y se han implicado en numerosas actividades.
Los propios logistas, que ya estaban allí, nos enseñaron las instalaciones y el funcionamiento de los equipos, además contábamos con veteranos que nos ayudaron en los comienzos.
Quiero reconocer especialmente al grupo de traductores voluntarios senegaleses, ya que sin ellos no hubiéramos podido realizar nuestro trabajo y, además, estaban siempre dispuestos a ayudar en otras tareas. Han convivido con nosotros un mes y nos han enseñado sus costumbres y forma de ver la vida.

He aprendido a apañármelas con lo que había. No siempre estaba el fórceps o el botador que necesitaba o el más apropiado para cada caso, pero tenías que quitar ese diente que le estaba creando un problema al paciente, y lo conseguías.
Teníamos mucha implicación con las educadoras del programa, ya que una de sus funciones principales era la de sensibilización de los niños, y de la población de Missirah en general, con la salud bucodental. Asistíamos como acompañantes a los colegios para enseñarle a los niños a cepillarse de la manera correcta y les regalamos cepillos de dientes.
En la clínica también hacíamos lo mismo con los adultos y niños que tratamos dado que el estado de sus bocas nos demostraba que no tenían la ‘’cultura’’ de la higiene bucodental.
Impartimos clase a alumnos del último curso de la Universidad de Dakar, así como luego los tutorábamos en la clínica.
Trabajábamos alrededor de 8 horas al día en la clínica, hemos tratado en un mes a un total de 900 pacientes aproximadamente, realizando todo tipo de tratamientos orales:
Profilaxis
Obturaciones
Endodoncias
Quistectomías
Drenaje de abscesos
Exodoncias
Odontopediatría
Prótesis

En numerosas ocasiones hacíamos interconsulta con los médicos que asistían en esta misma ONG para llevar a cabo el tratamiento correcto y en el momento idóneo, dado que muchos pacientes necesitaron medicación previa.
He vivido experiencias inolvidables, muy buenas, pero también malas. Se ven muchas injusticias y te sientes impotente de no poder hacer nada más. Algo tan simple como derivar a alguien al hospital y que te diga que no puede ir porque no se lo puede permitir, ver enfermedades que en España se solucionan con antibióticos simples y allí mueren. Es duro, es una lección de humildad y de humanidad.
Al final recibes más de los que das, cuando se va un paciente sin dolor o le devuelves la sonrisa a alguien, no te importan las muchas horas de trabajo ni el calor que pasas, te sientes realizado y feliz.