En el mes de junio de 2019 acababa mi grado en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Granada. Desde principios de 2019 tenía claro que ese verano en el que acababa mi carrera quería realizar una experiencia de voluntariado en un país que contase con menos recursos y facilidades con las que cuenta el nuestro.
En esta idea por buscar mi experiencia como voluntariado, descubrí las becas CICODE, unas becas que ofrecen desde la Universidad de Granada en las que tienes que realizar un proyecto de cooperación a la vez que sirve como Trabajo Fin de Grado. Empecé a madurar la idea en mi cabeza desde que me enteré sobre febrero de ese año. Finalmente nos decidimos (un amigo y yo) a presentar la candidatura para obtener esta beca. Nuestro destino elegido fue Cusco (Perú), motivado también para que fuese nuestra elección por nuestro tutor académico de la Universidad, ya que mantenía contactos con profesores de la Universidad del Cusco.
Mi proyecto en particular era estudiar el nivel de educación financiera y uso del dinero de la región, enfocado sobre todo en las diferencias de género allí existentes. Para tratar de conseguir inclusión en temas financieros, una de las actividades propuestas fue impartir diferentes charlas en la Universidad contando experiencias propias vividas en áreas de microemprendimiento aquí en España.
Otra fue impartir una conferencia esta vez en una Cooperativa de Ahorro y Crédito hablando sobre el fomento de ahorro e inversión y dando un repaso general sobre cómo conocemos estos términos en los países más desarrollados.
Personalmente ha sido hasta ahora la mejor experiencia de mi vida. Aparte de lo académico (donde he aprendido muchísimo sobre microfinanzas en este tipo de países), y lo turístico (hemos viajado a sitios tan emblemáticos como Machu Picchu, la selva Amazonas, el lago Titi-Caca, la montaña de los 7 colores, Lima, etc.), lo que me llevo más arraigado de esta experiencia ha sido el valorar y apreciar lo que tenemos. Puede parecer un tópico que todo el mundo dice, pero es una realidad mayúscula. En Perú no hay agua potable en todo el país, te tienes que duchar con agua fría y en el mejor de los casos si das con agua caliente saldrá un hilo muy fino porque suelen funcionar con resistencias poco sofisticadas. La limpieza de las calles, la seguridad en ellas para nada es igual a la que aquí en España tenemos. A todo esto hay que añadir que nuestra ciudad, Cusco, es de las mejores de Perú y nuestro país, Perú, es de los mejores de toda Sudamérica. Habría que ver la situación del resto de países de Latinoamérica.
Por tanto, yo invito a todo el mundo a que trate de dar el paso necesario para vivir una experiencia de este tipo porque aunque haya mucho camino aún por recorrer y con una sola persona no sea necesario, será el esfuerzo de todos nosotros el que poco a poco trate de reducir las diferencias tan significativas que viven en un país con respecto al otro. Es una experiencia realmente apasionante.
