top of page

Mi experiencia de voluntariado en Bogotá, Colombia

Quisiera empezar por compartir con vosotros uno de los muchos conocimientos que adquirí en el Grupo de formación y debate del CICODE, en el cual participé pocos meses antes de empezar mi aventura como voluntaria.


Ser voluntario/a es un título de diferentes contrastes. En principio, pareciera que quien cumple el rol de voluntario/a únicamente aporta desde su experiencia y conocimiento; si bien esto sí ocurre, es también una posición en la cual el aprendizaje es contínuo y se presentan situaciones que requieren de creatividad. Por otro lado, ser voluntario/a requiere más que tener la voluntad de hacer algo: requiere también tener una postura firme frente a las realidades sociales, en lo relacionado con el género, el medio ambiente y la diversidad en todas su facetas. Por tanto, el/la voluntario/a debe tener un compromiso que dé respuesta a estas realidades y entender que se encuentra la mayoría de veces en una posición de privilegio.


Con ello empiezo mi viaje hacia Bogotá, capital de Colombia. Sin duda es una ciudad que, como muchas otras capitales del mundo, reúne las problemáticas del país en el que se encuentra. Bogotá representa en sus dimensiones lo que podría ser tres veces Madrid y alberga un poco más de 7 millones de habitantes, es decir 33 veces la población de Granada capital. Además, cuenta con una división socioeconómica por estratos numerados del uno al seis, siendo el 1 el estrato más pobre y 6 el estrato más rico -aunque también se pueden encontrar lugares por debajo o por encima de estos. La división está claramente marcada por la desigualdad y la segregación [1].




La Fundación Creciendo Unidos en Bogotá tiene entre sus proyectos la casa taller Caracolí, en el cual estuve 8 semanas. Mi labor era apoyar las actividades que allí se realizan con los niños y niñas de diferentes edades y con sus familias; principalmente el apoyo escolar por medio de la asesoría en sus deberes, espacio en el cual podía acompañar y acercarme a la situación que enfrentaba cada uno. Muchos de estos niños no pueden contar con el apoyo de sus padres o familiares, ya sea porque no han tenido una educación formal o porque no disponen del tiempo para hacerlo, así que diariamente podía apoyar temas de 1ro de primaria hasta 4to de la ESO. Sin embargo, todo no se resumía en realizar los deberes; esto solo se hacía en un primer momento y luego se desarrollaba un taller sobre el tema seleccionado para el mes.


Junio fue el mes de la familia y las relaciones interpersonales, un tema difícil de profundizar puesto que en algunas situaciones existen diferentes problemas en las familias, incluso estos temas pueden tener en sí mismos un proceso de duelo sin finalizar+. El taller requiere de responsabilidad al orientarse evitando herir susceptibilidades de los niños y niñas, pero trabajando con todos por igual. También en este mes se llevó a cabo una actividad de integración donde se presentaron bailes tradicionales y se realizó un taller de panadería.






Julio fue sin duda el mes donde más oportunidades tuve de aportar en talleres, puesto que ya conocía la dinámica de la casa taller y teniendo como excusa que la fiesta nacional es el 20 de Julio, el tema que elegimos para guiar las actividades fue Colombia e Identidad. Este tema fue clave para hablar de medio ambiente, derechos y deberes, comunidades indígenas, sobre historia, geografía global e incluso sobre la independencia de España. De forma intercalada llevaba a cabo actividades relacionadas con el ámbito personal como el autocuidado con un taller de cuidado manos, a diseñar un proyecto de vida con un árbol y a reconocer las emociones dándole forma a cada una. Fueron útiles también elementos como los cuentos con moraleja, la escucha atenta de música, la realización de manualidades y los juegos de expresión corporal.



Las últimas dos semanas de mi acción voluntaria fueron en agosto. Las actividades se enmarcaron en el tema de Pertenencia y Territorio. Fue un mes de grandes logros a nivel de equipo de trabajo, pues la fundación incorporó practicantes de universidad, una trabajadora social y contaba ahora con el apoyo voluntario que llegaba desde Granada, esto sin duda, en el trabajo del día a día destacaba. Uno de los logros fue la construcción con talleristas, voluntarios, coordinadora y practicantes, de un espacio en la semana que sirviera de formación e intercambio de conocimientos, donde además podíamos escucharnos, compartir, mejorar la comunicación y estar al tanto de temas socio-políticos del país.


Cada uno de estos espacios me permitió acercarme a quienes desde el primer día me recibieron diciéndome profe, y era su profe sin importar el lugar -qué sabes tú de fama si no has entrado al barrio y te han dicho “¡ahí va mi profe, hola profe, chao profe!, ¿cuándo vuelve profe?”. Acercarme a ellos implicó actuar en relación a un concepto nuevo de infancia, en el cual los niños no son solo el futuro de un país, sino que son también el ahora; es necesario que ellos lo sientan y actúen en consecuencia. Por ello los representantes de cada sede de la fundación a nivel local y nacional organizan asambleas, para en ellas recopilar las necesidades y retos que se presentan y posteriormente socializarlas en espacios políticos y de incidencia.




Otra de las tareas que me fueron asignadas durante mi estancia fue la nivelación lectoescritora de una mujer de 63 años, procedente de una región del país que fue marcada por la violencia hace unos años. Esta es otra característica de la población que vive en las zonas de estrato uno (o marginales, como también se llaman); han sido desplazados a la ciudad por la violencia;y es importante mencionar esto porque llegar a una capital sin saber leer es la limitación más invisibilizada que existe. Conocer su historia fue lo primero que hice antes de empezar la nivelación, fue uno de los tantos momentos donde un sin número de emociones me invadió. Además de las clases que tuvimos aprendiendo a identificar formas (letras) y sonidos (fonética), pudimos compartir del día a día, aprendí de cocina, de procesos administrativos, de política, de resiliencia y muchas otras cosas.



Esto me lleva a dos de las reflexiones que realicé antes de ir: primero que queremos llevar algo pero muchas veces solemos traer más y también que es común escuchar que el voluntariado se lleva a cabo con personas que carecen de algo y que gracias a lo que haremos ellas lo tendrán, pero en realidad muchas veces no se trata de que ellas no tengan la habilidad o el deseo de algo, sino que nunca han estado en el contexto idóneo para desarrollarlas o no han contado con personas dispuestas a reconocer que donde van hay conocimientos que no son menos importantes que los que se aprenden en una universidad.




La lectura es una de la cosas cotidianas pero en ningún momento me he planteado qué ocurriría si no pudiera hacerlo, fue esa la primera vez, ¿lo ha hecho usted? -cómo tomar un autobús, comprar, firmar algo, tomar apuntes, ayudar a tus hijos o nietos en los deberes, recibir correspondencia, buscar un contacto en el móvil, hacer una demanda o fiarse de un contrato. Pues esta mujer lo ha tenido que hacer y con sus 63 años ha decidido que aprenderá a leer aunque nadie más que ella confíe que lo hará y me permitió acompañarla en ese reto, por esto considero que ha sido una persona en este voluntariado que me ha marcado.


Al volver continúo en contacto con las compañeras de la fundación y mis compañeros voluntarios, es bonito empezar una amistad en medio de las planeaciones, que tienen como resultado crear un ambiente donde niños, niñas y familia puedan aprender a construir para sí mismos, donde se pueda hablar de la realidad, también salir de ella y ser feliz. Con muchos aprendizajes adquiridos en el día a día con cada persona, con la subida de la montaña, también con los horarios y el transporte, sumado a los retos para desarrollar en mi ejercicio como futura Trabajadora Social en España y el deseo de cooperar con Colombia, continúo con el voluntariado y os animo a que lo hagáis, que sin duda recibiréis más de lo que os esperais. Y creo como lo dijo el escritor Uruguayo Eduardo Galeano, «mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo».






[1]Marcos, Ana. ( 20 de Abril 2018 ) Los estratos en Colombia: eres el lugar en el que vives. El País. Recuperado de https://elpais.com/internacional/2018/04/20/colombia/1524176587_818282.html


Universidad de Granada
Logo_AACID_positivo_050322.jpg
  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube
CICODE(COLOR)_edited.jpg
bottom of page