Realmente no fui consciente de la realidad que existe en Marruecos, hasta que llegue el primer día a Tánger. Esperaba con ansias esta oportunidad para salir un poco de nuestra realidad y adentrarme en otro país, otro continente con otra cultura diferente. Mí motivo aquí era, en un principio, salir de mi mundo de los últimos años y poder cooperar activamente. Estoy finalizando mis estudios de Ingeniería de Telecomunicaciones, y quería desviarme un tiempo completamente para poder conocer la realidad de otro país, aportar mi granito de arena y aprender de ello.
El proyecto en el que he participado se llama “Fortalecimiento de los mecanismos de apoyo a la población migrante en el norte de Marruecos, especialmente la población subsahariana, atendiendo a un enfoque de género y Derechos Humanos”. Durante mi estancia en MZC, que han sido cuatro semanas, he conocido y trabajado activamente en los diferentes proyectos que están trabajando en la actualidad y las dificultades de estos proyectos a la hora de su sostenibilidad a largo plazo. Mis tareas y actividades realizadas están separadas, en las realizadas en terreno y las realizadas en oficina. Las tareas realizadas en oficina han estado compuestas por: la realización de informes, recopilación de fuentes de verificación, bases de datos… Además he podido trabajar en diferentes proyectos que complementan a mi proyecto principal. Principalmente todas las actividades realizadas se han realizado con el objetivo de intentar mejorar la calidad de vida de las mujeres y niños/as subsaharianos/as. Por un lado, hay actividades de reparto de alimentos de primera necesidad e higiénicos, reparto de leche y pañales para los/as bebés, y se realizan todas las semanas, yendo a terreno. Además hay centros de escucha para mujeres posibles supervivientes de la violencia de género, y para el cual hemos elaborado un manual de los diferentes tipos de violencia, planes de intervención, etc. Por otro lado, realizamos varias actividades de educación, para las guarderías de niños y niñas subsaharianos/as de entre 3 y 5 años.
En este período corto de tiempo, creo que han sido una de mis cuatro semanas más rápidas de mi vida, he reflexionado mucho sobre la realidad aquí y los muchos problemas que hay. Miles de historias con un objetivo común: mejorar su calidad de vida. Miles de mujeres separadas de sus familias, muchas con hijos en su país de origen, matrimonios forzosos, violencia de género, es decir viven una situación de especial vulnerabilidad. Pero son muy fuertes, a pesar de todas las adversidades que sufren cada día, luchan y luchan por una vida mejor.

Y qué decir de la cultura marroquí, increíbles las personas que me he encontrado, súper hospitalarias, no olvidaré nunca mi primera experiencia en el Hamman de Assilah. Y qué decir de la comida, deliciosa, eso sí un tanto picante y fuerte, a veces una lucha entre la comida y la digestión posterior. Noches tranquilas, sin necesidad de despertador, el primer rezo de la mañana un poco antes de las 6 de la mañana se encargaba de decirte que estaba amaneciendo, sin duda alguna mi favorito el rezo del domingo. Y voy a añorar los tés y zumos viendo la puesta de sol en la playa o los paseos por la Medina. Creo que tampoco voy a olvidar el caos del tráfico, los taxis compartidos y los olores de las calles y de las medinas. Y no podía faltar en este mes, las aventuras de fin de semana descubriendo más el país, increíbles Fez, Tánger, Tetuán, Chefchaouen, Larache, las tardes de playa, y con ellas sus anécdotas aleatorias.
Inolvidable!