La llegada
Buenas, mi nombre es Luciano y tengo la gran suerte de tener una ayuda económica del CICODE para realizar mis prácticas de máster en Guatemala, durante ocho semanas. Las voy a realizar en el Instituto Privado de Investigación del Cambio Climático, en Santa Lucía Contzumalguapa, Escuintla. Voy en calidad de geólogo, con muchas expectativas de aprender cosas, poner en práctica cosas que he aprendido y poder realizar acciones que sean significativas y que impacten positivamente en la gente. De más está decir que con curiosidad y alegría de llegar a un país que nunca he visitado, y donde espero pueda vivir situaciones que me hagan reflexionar.
Después de un viaje largo y con trasbordo llegué a Ciudad de Guatemala, capital del país, donde me hospedé la primera noche. A la mañana siguiente, y después de un buen desayuno con comidas que jamás me hubiese imaginado desayunar (como frijoles, porotos o maíz) me reuní con quien será mi coordinador de prácticas en Guatemala. Resultó ser un hombre amable, compresivo y proactivo. Me contó sobre la organización del instituto, su historia y las tareas que vienen realizando desde su programa, en el cual trabajaré, y que se denomina Gestión de riesgo de Desastres. Al parecer, las tareas no son solamente técnicas o científicas, si no que gran parte de su esfuerzo es para realizar acciones de coordinación y organización con otras instituciones y con organismos estatales, sobre todo a partir desde mediados del año pasado luego de una gran erupción del Volcán de Fuego la cual se cobró numerosas víctimas, además de grandes daños materiales y desequilibrios naturales. Realmente no terminé de entender toda esta parte política y organizativa, pero me produce interés.
En cuanto a mis tareas en el instituto, la idea es que ayude en la elaboración algún tipo de modelado de transporte sedimentario de los ríos de la región de Santa Lucía Cotzumalguapa. Este es un punto de un proyecto que deben cumplimentar y que no tienen claro cómo hacerlo.
Imagen: AmanecerVolcanes
Pie de foto: amanecer tras el Volcán de Agua desde el Volcán Acatenango.
Luego de un fin de semana conociendo Antigua Guatemala, una hermosa y pequeña ciudad turística rodeada de volcanes y con mucha historia, conocí el Instituo. Se encuentra en un gran predio con mucho espacio verde donde conviven dos institutos, uno dedicado al estudio de las plantaciones de caña de azúcar (muy, pero muy abundantes en la zona) y el ICC. Ambos son financiados por empresas agrícolas, por lo que no puedo dejar de pensar en cómo influye esto en las investigaciones realizadas en el ICC.
Me presentaron a la gente que trabaja allí, todos jóvenes y amables. El lugar de trabajo me pareció cómodo, se trata de un salón donde trabajan unas quince personas con sus ordenadores y donde lo haré yo de lunes a viernes de 8 a 17.
El predio se encuentra en las afueras de Santa Lucía, rodeado con alambrado olímpico y custodiado con guardias. Mi primera impresión es que se asemeja a algún tipo de cárcel. Hay un edificio con habitaciones (cómodas) donde duermen parte del personal de los institutos, a unos 200 metros de las oficinas, atravesando una cancha de fútbol. Aquí viviré durante mi estancia, por lo menos de lunes a viernes. Al parecer, ir a la ciudad (Santa Lucía) no es tan sencillo si no es en auto, y tampoco hay tantas cosas para hacer. La cancha de futbol me da esperanzas en este sentido, se organizan partidos todos los días, lo malo: son al mediodía, en el horario del almuerzo, con 30 grados y un sol que quema.
A las 5 de la tarde se desprende una tormenta tremenda, como pocas veces ví. Parece que esto es lo normal en este horario. Paso mi primer día con sentimientos ambiguos: el trabajo parece desafiante y en un entorno laboral bueno, lo cual me agrada, pero tengo la sensación de vivir en una suerte de cárcel, donde la vida después del trabajo se reduce a meterse en la habitación a leer, mirar series o seguir trabajando.
Mitad de experiencia
Ya han pasado algunas semanas desde mi llegada, y las preocupaciones de los primeros días han quedado de lado. La vida en el “hotel” (así lo llamamos) no es tan mala, finalmente resulta cómoda. Más allá de los aspectos laborales, fue crucial en este sentido el rol de los partidos de futbol los. En ellos conocí a muchos trabajadores de las plantaciones (casualmente de rasgos criollos) además de trabajadores de las oficinas (casualmente mayoritariamente blancos), y se generó un diverso grupo donde enseguida me hicieron sentir muy cómodo. Es interesante ver cómo dentro de un juego las relaciones de poder real pueden dejarse un poco de lado. Estos encuentros resultaron ser mi distracción favorita y un ámbito muy lindo para relacionarme de manera real con gente de distintos contextos.
El trabajo resulta ser bastante mixto. Una o dos veces por semana asisto a reuniones organizativas donde participan entidades estatales, públicas, privadas y particulares y donde se intentan organizar acciones para generar mejores condiciones de vida a las comunidades de Escuintla. Debo reconocer en este sentido que, más allá de que sus financistas son privados, las tareas realizadas desde el ICC suplen una ausencia del Estado. Además de estas reuniones, donde se ponen en juego diversos intereses y no tanto cuestiones técnico-científicas, intento avanzar con un modelo computacional de evolución fluvial. Mis compañeros del Programa resultaron ser excelentes y desarrollé una buena amistad con ellos, juntos hemos aprendido varias cosas, hecho visitas al campo y escuchado problemáticas de los pobladores de zonas afectadas por desbordes de los ríos. Es así como la semana de lunes a viernes transcurre rápido.
Los fines de semana los aprovecho para conocer distintos lugares de la zona, como los pueblos del Lago Atitlán, las playas del Pacífico o distintos volcanes de la zona. En todas partes donde he estado me han tratado de la mejor manera, tuve conversaciones amenas e interesantes y se han abierto enseguida conmigo, así como yo también lo hice.
Imagen: BoteParedón
Pie de foto: Cruzando el mangle en bote.
Guatemala es un país hermoso donde aún se respira orgullosamente en muchos lados cultura autóctona, desde vestimentas y comidas hasta lenguaje. Es también un país muy desigual y desorganizado en muchos aspectos. Es especialmente duro ver cómo las desigualdades sociales parecen corresponderse con diferencias físicas. El trabajo infantil en la calle no es raro. Tampoco lo es que los extranjero sean dueños de muchos locales y los guatemaltecos los empleados.
Puedo decir que ya me encuentro a gusto y contento aquí, he encontrado un lugar y generado ciertas costumbres que son mi pilar para sacarles más jugo a las situaciones atípicas que se me presentan.
Final
Ha llegado el momento de finalización de mi estancia. Mirando atrás y recordando veo las muchas cosas vividas. Fueron ocho semanas que pasaron volando. Ocho semanas intensas, de las cuales me quedan experiencias, amistades, aprendizajes y situaciones que le hacen a uno pensar en muchas cosas. Me voy, sin lugar a dudas, con ganas de volver.
Estoy contento por lo que hice, conocí y aprendí, pero también me tengo la sensación de que me hubiese gustado estar más tiempo, poder realizar una tarea más acabada y poder seguir disfrutando de todas estas cosas.
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Me encuentro ya en España y parece mentira que mañana no me voy a levantar a las 6, no voy a desayunar mis huevos revueltos con frijoles parados y tortilla (de maíz, no de papa) junto con mi taza de café. No voy a cruzar el campo de fútbol para ir a la oficina e intentar resolver junto a mis compañeros los problemas que tenemos con el software. No voy jugar a la pelota al mediodía, ni ir a tomar datos al río por la tarde, ni ir al coloridísimo mercado el domingo a comprar frutas.
No me quedan más que palabras de agradecimiento al CICODE, a mis tutores y a la gente del ICC, que hicieron posible esta experiencia, que se la recomiendo a todos.
Imagen: Atitlán
Lago Atitlán.