En Ambue Ari nos despertamos a las 6 y media de la mañana, cuando pasa la persona encargada con música por delante de las habitaciones. A las 7 vamos a preparar la comida de algunos animales, como monos, chanchos, coatis, Titus el tapir y Matt Damon, el avestruz. Además, es la hora de hacer nuestras tareas diarias. Cada mañana se asignan tareas comunes a las distintas personas del campamento, como hacer el desayuno, limpiar la cocina animal, hacer las duchas y baños o meter a Matt Damon por la noche en su cabaña. A las 8 es la hora de desayunar en la que todos nos reunimos porque en este momento del día se hacen los anuncios en los que se dice qué cosas importantes hay para ese día. En la selva todo es impredecible y cada día es diferente.
Hacia las 9 nos vamos con nuestro primer animal. Mi primer animal no es un sólo animal, sino que yo estaba encargada del área de Campo Animal, en la que tenemos a los coatis Beepers, Angela, Aramis y Teangie; a los chanchos Chiki y Dunkan; al tapir Titus; y por supuesto, a Matt Damon el avestruz. Lo primero que hago es ir a los coatis, les limpio las jaulas, les pongo agua limpia, les abro sus jardines para que puedan correr libremente y a veces los paseo por otros lugares. Todos los días cogemos hojas y lianas para realizarles enriquecimientos donde les poniamos comida para que tuvieran que buscarla. Cuando se va acercando el mediodía, voy a darle su comida a Matt Damon y lo mismo con Titus. Si teníamos tiempo podíamos pasar un rato rascandole a Titus su costado, cosa que le encantaba. A las 12 y media volvemos al campamento para comer.
A las 2 es la hora de irnos con nuestro segundo animal, en mi caso iba con Lazy Cat, una linda ocelote que fue rescatada en 2006 de un zoo de Santa Cruz donde vivía entre 4 paredes sin ni siquiera tener vegetación. Antes de ir a su jaula tenía que coger su comida (carne), una botella de agua, llaves, medicación, un machete, un móvil y mirar la temperatura. Cuando llegaba allí solía estar esperándome dando vueltas por la jaula. Cojo las cuerdas y le pongo su arnés y listas para ir a pasear. Ella elige siempre qué camino tomar aunque con el calor de verano no son muchas las tardes que le apetece salir. Lo normal es que prefiera echarse una siesta debajo de su árbol preferido. Cuando está tumbada yo le leo un libro, le hablo y estoy pendiente de que no vengan otros animales a molestar aunque son muchas las tardes en las que recibimos a Scary, una tortuga silvestre que vive cerca de Lazy Cat y que muchos días viene a visitarnos. Cuando es la hora, le hago la jaula a Lazy, le preparo su comida con la medicación y dejo que entre dentro para que pueda comer. Hasta que no termina la carne con medicación no me voy de allí para asegurarme de que se la ha comido.
A las 5 y media es la hora de volver al campamento y podemos ducharnos y tener un rato libre hasta las 6 y media que es la hora de cenar. Después de las cenas solíamos quedarnos hablando un rato en el comedor o jugando a algún juego. Aunque estábamos cansados siempre teníamos ganas de hablar y contarnos nuestras aventuras del día. Como experiencia ha sido la mejor de mi vida y por supuesto la más especial. La selva es mágica. Te das cuenta de lo alejados de la naturaleza que vivimos en la sociedad moderna.
Cuando vives allí tus sentidos se despiertan, el oído se agudiza para escuchar cualquier sonido que pueda provenir de algún animal y la vista detecta qué animal es para saber qué hacer en cada momento. Nunca viví una situación de peligro allí pero aún así empiezas a estar atento a todo. Esto es algo que me encantó ya que vivimos en una sociedad en la que se va andando por la calle mirando el móvil sin darnos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor y sin valorar lo que tenemos o lo que estamos viviendo en ese momento.
Quiero dar las gracias a CICODE por darme esta oportunidad que no olvidaré jamás y de lo que estoy segura es que volveré a ir a Ambue Ari y aportar mi granito de arena para ayudar a esos increíbles animales a tener una mejor vida en su hábitat natural.