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Fui a Bolivia como si fuese un profesor y acabé siendo un alumno

Mi voluntariado tuvo lugar durante los meses de agosto y septiembre de 2019 en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia), más concretamente en el Plan 3000, un barrio situado en la periferia donde la falta de recursos económicos y servicios sociales es una realidad patente. Sin embargo, como dice Nicolás Castellanos, padre y fundador del Proyecto Hombres Nuevos, en Bolivia, aunque “carecen casi de todos los medios para vivir, sobran razones para existir”. Esto es un aroma que se respira cada día.


Con respecto al trabajo que he desempeñado, ha sido siempre en relaciones directas con personas, aunque de perfiles muy diversos (adultos mayores, adolescentes, niños y niñas). No obstante, el que ocupó la mayor parte de mi tiempo fue el que realicé en el colegio público Virgen de Urkupiña. Allí llegué al acuerdo con la dirección y el profesorado del colegio en que impartiría clases de refuerzo en las materias de Lenguaje y Matemáticas, para aquellos niños y niñas que los/as profesores/as de cada curso considerasen que lo necesitaban.



Partiendo de aquella famosa frase de Albert Einstein, “si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”, traté en todo momento de que mis clases no se convirtiesen en una prolongación de lo que hacían en las lecciones ordinarias. Pensé que, si había estudiantes que no sabían leer o multiplicar, no era tanto porque no se lo hubiesen explicado correctamente, sino más bien por una falta de motivación en aprender estos contenidos y destrezas. En este sentido, lo primero que hice fue tratar de conocerlos, ver cuáles eran sus inquietudes y las posibles adversidades extraescolares que pudiesen repercutir negativamente sobre sus aprendizajes. Adapté mis clases a estas cuestiones y traté de que se divirtiesen en todo momento para que aflorasen todo tipo de aprendizajes.


Obviamente, hubo días mejores y días peores. Pero, en general, terminé bastante satisfecho con el trabajo que realicé. Aunque por la falta de tiempo no pudiese hacer todo lo que tenía pensado, sí que tuve la posibilidad de despertar la curiosidad de algunos niños y niñas, así como de aportar herramientas útiles al profesorado para que pudiesen ponerlas en práctica en mi ausencia. Al fin y al cabo, de eso se trata la cooperación al desarrollo, ¿no? Hacer todo lo posible mientras estés para que nadie tenga que acordarse de ti cuando ya no estés.



En cualquier caso, quería dejar claro que lo que he podido enseñar es una parte insignificante en comparación con lo que he aprendido. De hecho, mi experiencia se podría resumir en la siguiente frase: fui a enseñar como si fuese un profesor y acabé aprendiendo como si fuese un alumno.



Universidad de Granada
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