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Mi voluntariado con primates en el área de tierra

¡Hola a todos/as! Lo primero, presentarme. Mi nombre es Clara, soy bióloga y realicé en la Universidad de Granada el máster de “Conservación, Gestión y Restauración de la Biodiversidad”.


He realizado algunas actividades de voluntariado y gracias a las muchas experiencias de otros compañeros decidí solicitar la beca del CICODE. Concretamente estaba muy interesada en el proyecto de restauración de vida silvestre con la comunidad Inti Wara Yassi (CIWY), ya que me interesaba mucho trabajar con animales salvajes y entender bien la situación del tráfico ilegal de animales en países como Bolivia.


La verdad es que fue una sorpresa que me concedieran la beca, ya que pensaba que al presentarse tanta gente sería complicado. He de añadir que, antes de la realización del voluntariado se hizo un curso de formación de unos días organizado por el CICODE. Me pareció muy acertado, se tocaron temas muy interesantes y creo que me dio una buena perspectiva para poder ir allí, aprender y aprovechar mi experiencia al máximo.


Y, al fin, después de días de estrés, compras, vacunas y búsquedas del mejor anti-mosquitos llegó el día. Con mucha emoción y, todo hay que confesarlo, muchos nervios, cogí el primer vuelo. Era mi primer viaje largo, y el primero que hacía sola, por lo que sinceramente estaba histérica, pero también ilusionada con los meses que me esperaban. Después de 3 vuelos, dos escalas y un viaje terrorífico en surubi (una furgoneta que nos llevaba de Cochabamba al refugio a una velocidad) llegué al santuario Machía.


El santuario Machía es uno de los tres santuarios que tiene en Bolivia la comunidad Inti Wara Yassi. Se encuentra al lado del pueblo de Villa Tunari, un pueblo muy turístico que es la entrada al Parque Nacional Carrasco, uno de los Parque Nacionales más importantes de Bolivia. En el santuario Machía hay una gran cantidad de animales, sobre todo primates (diferentes especies de monos capuchinos, monos araña, monos ardilla), un área de aves, otra área de pequeños mamíferos (como coatíes) y un oso andino.


Bolivia es uno de los países con mayor biodiversidad a nivel mundial, lamentablemente esto también hace que sea uno de los centros de tráfico de animales, donde son maltratados cruelmente en su captura y cautiverio. En este contexto, la asociación CIWY se dedica al rescate, manejo y rehabilitación o reintroducción en su hábitat de estos animales. Uno de los grandes problemas es que, debido al contacto humano, la mayoría de animales no están preparados para su reintroducción en su hábitat natural y deben permanecer en los santuarios toda su vida.


Mi primera impresión, tras dos días viajando y un día bastante lluvioso fue un poco decepcionante, ya que el santuario estaba demasiado cerca de la carretera del pueblo, con mucho ruido... Sin embargo, una vez vistas bien todas las instalaciones pude comprobar que el santuario también tenía zonas más alejadas y con bastante encanto. Ese primer día me asignaron el área de tierra, un área con monos capuchino en cautividad. Los monos del santuario podían estar bien en grupos libres, bien en semi libertad (con un sistema de arneses que les permitía estar sueltos durante el día sin que se escapasen) o bien en cautividad debido a no poder relacionarse con los grupos libres, estos últimos serían los animales a los que cuidaría durante un mes. El área de tierra en el que trabajaba tenía a 18 monos capuchinos en jaulas individuales y tres monos araña. Trabajar en el área de tierra fue una experiencia gratificante, aunque también físicamente exigente. Trabajé con voluntarios y voluntarias de diferentes países, siempre con un coordinador de área. Se realizaban diferentes tareas:

  • Alimentación: Preparar la comida de los monos, alimentarlos dentro de sus jaulas y proteger que los grupos de monos libres no les quitasen la comida

  • Cambios de jaula: El área de tierra estaba conformado por diferentes jaulas, todas conectadas entre sí por unos túneles de maya que permitían mover a los monos de una jaula a otra, no solo para limpiarlas si no para ir cambiándolos de vecinos y darles nuevos estímulos.

  • Limpieza: Se debía limpiar toda el área al empezar el día, después de su comida y al finalizar el día. Esta tarea es profundamente importante ya que se debe evitar la proliferación de infecciones, enfermedades y plagas. Además, se debían limpiar la mayoría de las jaulas por dentro (cuando el mono no estuviese en su interior). También se hacían tareas de limpieza adicionales como flamear las jaulas o eliminar las algas que crecían en el suelo.

  • Enriquecimiento: Una de las tareas más importantes era proporcionarles enriquecimiento ambiental a los animales cada cierto tiempo. Para ello se les introducía ramas, comida, o juguetes realizados con hojas o tallos y comida.

Área de tierra

Además, tuve la suerte de poder ayudar en el manejo del oso andino llamado “Baloo” durante una semana, donde pude ayudar a alimentarlo, limpiar tanto el recinto donde dormía como en el que se mantenía durante el día. Todas estas rutinas fueron parte de mi trabajo durante un mes y puedo decir que a pesar del esfuerzo físico que supuso, mi experiencia no pudo ser más positiva. Aprender a trabajar y manejar a estos animales, ha sido algo gratificante, tanto a nivel laboral por mi carrera como a nivel personal. Además, la experiencia de trabajar y convivir con gente de diferentes partes del mundo ha sido realmente divertida y enriquecedora.




Universidad de Granada
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