Introductoriamente he de mencionar que he trabajado por primera vez con dos pumas macho en el refugio Jack Cuisi perteneciente a la organización no gubernamental Inti Wara Yassi en el Amazonas boliviano.
Existen dos refugios más pero Jack Cuisi es singular pues se caracteriza por albergar tres pumas y hasta el momento tiene poca afluencia de personas voluntarias con respecto a las cifras de afluencia en los otros dos refugios, Ambu Ari y Machia. Este dato es importante porque significa que las dos personas que trabajan y viven permanentemente allí tiene que ocuparse de cuidar tres pumas, a ellos mismos y, además, avanzar en la construcción de lo que será el refugio que engulla y albergue a la mayoría de animales que en este momento viven en los otros dos refugios pues las características geográficas en las que se encuentran situados los hace vulnerables con respecto a lo que viene siendo la rapidez de la destrucción del entorno haciendo de la selva que prevalece una isla. Con Jack Cuisi es muy difícil que ocurra el fenómeno “isla” porque el terreno del que es propiedad la organización a uno de sus lados hace límite con el parque Nacional Madidi lo cual es una garantía.
Así que la realidad presentada ha condicionado mi voluntariado de una forma fuerte porque en nuestro refugio éramos muy pocas personas para tanta carga de trabajo en condiciones bien básicas donde a veces esa situación hacía el día a día arriesgado. Así que había que hacer buenos ejercicios de gestión emocional.
Sin embargo, trabajar con los gatos era tan gratificante que no había grados en el termómetro ni humedad que le quitasen a la experiencia ni una sola molécula de adrenalina y endorfinas. Puede ser que sea la experiencia en la que más he aprendido en tan poco tiempo, tengo certeza de que ahora soy una versión muy mejorada de mí.
He comprobado a través de la experimentación que soy mucho más valiente de lo que consideraba, más corajosa y que mi capacidad de adaptación es muy alta y grande. Además de también reafirmar que tengo buenas habilidades de gestión de emociones novedosas y fuertes, de gran impacto.
Tras vivir durante un tiempo en Bolivia y observar y aprender he llegado a pactar conmigo misma algo muy valioso. Se trata del hecho de buscar en la simpleza y también encontrar en ella una forma de vida. Hacer que los mejores momentos sean los momentos menos monetizados y mercantilizados. Lo mejor que tiene Latinoamérica es que la felicidad es mucho menos costosa que en Occidente.
