Cuando supe que había pasado de ser suplente a beneficiaria de la beca de CICODE para realizar un voluntariado en Bolivia sentí una mezcla de sensaciones, entre ellas, junto a la emoción y alegría imaginables, también se encontraban el miedo y otras inseguridades.
Empecé mi viaje unas semanas antes, lo cual, bajo mi punto de vista, te brinda la oportunidad de aclimatarte paulatinamente a los cambios que encuentras, que no son pocos.
Lo cierto es que desde el primer día que comencé mi labor con la Fundación Hombres Nuevos pude sentir su cariño y cercanía. Me orientaron en todo momento y estuvieron siempre accesibles en lo que necesité durante mi estancia.
Mi área asignada era la educativa por lo que, tras un día de bienvenida en el que me pusieron al corriente de todos los ámbitos en los que trabaja la Fundación, comencé mi labor con l@s niñ@s del colegio Claudina Thevenet en las mañanas, y l@s del comedor social Alegría en las tardes.
Recuerdo el primer día que me asomé por el comedor. Como cinco o seis niñ@s vinieron corriendo a abrazarme. Y lo mismo ocurrió en el colegio. El último día en vez de cinco o seis eran como veinte o veinticinco, y las lágrimas y cartas de despedida fueron protagonistas. Si algo tuviera que destacar de estos casi dos meses de voluntariado, es sin dudad el cariño de l@s niñ@s. Creo que hasta que una no viene es bastante difícil imaginar que puedan existir unas criaturas tan receptivas y deseosas de cariño. Esto sin duda hace que todos los nervios y dudas iniciales se disipen, y le da a una la seguridad de que siendo empática, receptiva y amorosa, realizará sin duda una buena labor. Y es que dejando a un lado las horas de multiplicaciones, los dictados, los juegos de recreo, creo que lo que de verdad deja huella en ambas partes es el cariño y la dedicación compartidos.
No negaré que han existido momentos difíciles, realidades que te chocan en la cara, crudezas que te rompen y que te hacen cuestionarte todo. Pero creo que sin duda es una de las partes que te hace crecer, tanto humana como profesionalmente.
Hace dos días que regresé de mi viaje, pero una cosa está clara, que una parte de mí quedará por siempre en Santa Cruz, en esas aulas, en ese comedor, con esos niños, mis niños. De corazón, gracias por todo.
