Pedro Torres Domingo
PRESENTACIÓN Y CONTEXTO
En casa siempre me han enseñado que hay que saludar al llegar a un lugar en el que haya gente, y que si además puedes presentarte tanto mejor, así que allá voy. Lector, lectora o, en definitiva, persona que lee esto al otro lado de la pantalla, yo soy Pedro. Tengo 28 años, soy arquitecto por la Universidad de Zaragoza, estoy haciendo el máster habilitante por la Universidad de Granada y voy a estar viviendo en Senegal hasta mediados de noviembre.
Voy a vivir en las instalaciones de la asociación Hahatay Son Risas de Gandiol, compartiendo el tiempo en el país con otra compañera, Lucía, y apoyando en diferentes proyectos que la asociación tiene entre manos. Lo hacemos gracias a una beca del CICODE de la Universidad de Granada; ella en tareas relacionadas con el reciclaje y yo con la construcción.
Creo firmemente que, como arquitecto, tengo mucho que hacer en esta sociedad en la que tantas personas viven en situación de infravivienda; una de cada ocho según el relator especial sobre el derecho a una vivienda adecuada de las Naciones Unidas, aunque datos no oficiales apuntan a que la proporción real puede ser mucho mayor. Así que, ¿a qué esperamos para poner nuestro conocimiento al servicio de esa gran parte de la sociedad?

De vuelta a la actualidad, lo primero es preparar el viaje. El paso cero es leer las recomendaciones del ministerio de asuntos exteriores para el país al que se va, el uno revisar la cartilla de vacunas contactando con el centro internacional más cercano con tiempo suficiente y el dos informarse de cómo va a ser el clima en la época en la que se viaja. Así pues, con las vacunas listas, el botiquín con probióticos y suero para una posible diarrea del viajero y la maleta llena de ropa larga y fresca, que en destino no lo es tanto, estaba listo para el viaje.
Salimos de Madrid el lunes 2 de octubre, así que aproveché para visitar la exposición ‘LOVE IS IN THE AID’ que ha montado Arquitectura sin Fronteras por sus 30 años en el COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid) y aprovecho ahora para recomendar su visita; en un ratito se ve la amplitud de sus proyectos y cómo se adecúan a cada circunstancia. Ya en el aeropuerto, recordatorio importante de facturar todos los líquidos de más de 100ml o te los tiran, cogimos un vuelo de TAP Portugal y, tras hacer escala en Lisboa, llegamos a Dakar entrada la noche; salí de mi casa a las 08:15 y llegamos a las equivalentes 02:15, pero también llevaba paciencia en la maleta.
Nos recibió una bofetada de calor húmedo que nos hizo estar bañados en sudor antes de pasar el control policial. Allí solo presentamos pasaporte, porque Senegal no exige visado para menos de 90 días, y más adelante cambiamos algo de dinero, recogimos las maletas y compramos una SIM con, al parecer, la peor compañía posible; expresso.
Esa misma noche un taxi nos llevó al hotel en el que dormimos, reservado por Hahatay, y al día siguiente nos vino a buscar nuestro tutor, Pablo, para llevarnos hasta la localidad donde se ubicaba la asociación; Gandiol. El viaje en coche, de más de tres horas, nos permitió ir conociendo el país en una época en que acaba la temporada de lluvias, y los árboles y arbustos ocultan los desechos de la calle; disfrutando del momento de belleza con una vegetación y unas aves increíbles.
Para acabar esta entrada, de unas cuantas en las que espero que me acompañes, diré que en casa también me enseñaron a ser agradecido. Así que antes de contarte en el siguiente escrito cómo fue la primera semana viviendo allí, quiero agradecer al CICODE tanto por la oportunidad que me han dado como por el espacio que me ofrecen para, en definitiva, contarte esta parte de mi vida y desear que te guste. ¡Nos leemos!

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