Francisco de Paula Aguilera Perea
Llegué al moderno Aeropuerto Internacional Blaise-Diagne el día 31 de julio, solo, con ganas de empezar este proyecto que me llevaría a un área rural del norte de Senegal, a un pequeño pueblo de unos 500 habitantes llamado Tawfekh.
Esta experiencia empezó el día que mi tutor del TFG me propuso la idea de realizar el trabajo en un proyecto de cooperación al desarrollo, cuando me lo dijo no me lo pensé mucho y me lancé a vivir la experiencia. En Tawfekh conviví con una compañera llamada María la cual era zaragozana y había estudiado veterinaria, los dos vivimos en una casa de una familia local la cual tiene una muy buena relación con la ONG española.
PRIMERA TOMA DE CONTACTO
Desde el aeropuerto me di cuenta de que Senegal me iba a sorprender y lo primero que lo hizo fueron las enormes desigualdades que vi durante el primer día en el país. El aeropuerto es muy moderno, construido con ayuda de China, lo cual lo hacía bastante espectacular, pero nada más salir del mismo me di cuenta que no todo iba a ser como eso, durante el camino de ida a Tawfekh de más de tres horas, vi como la carretera por la que circulábamos, la cual une Dakar y Saint-Louis, dos de las principales ciudades del país se convertía en una pequeña nacional sin arcenes ni quitamiedos en la que el tráfico era bastante escaso y los coches estaban en muy mal estado con la gran mayoría de lunas delanteras con grietas y muchos vehículos con los retrovisores a punto de quedar colgando.
Llegué a Tawfekh donde nos acogió con mucha alegría a María y a mí la familia con la que íbamos a convivir un mes. La casa era bastante amplia, ya que el padre de la familia es un inmigrante que reside en España y manda dinero a su familia para que puedan vivir lo mejor posible, por lo que era una de las casas más grandes del pueblo. La familia con la que viví estaba conformada por su mujer, su madre, sus 3 hijos y una sobrina, todos nos acogieron con los brazos abiertos desde el primer momento y nos hicieron la estancia muy agradable.
ACOSTUMBRARSE AL CAMBIO
La primera semana me la tomé como una semana de crear costumbre, aceptar cosas diferentes, adecuarme y hacerme a ellas, el día a día era el siguiente. Por la mañana nos levantábamos sobre las siete y media ya que cuando apretaba el calor era imposible estar en la cama sin sudar, desayunábamos siempre una baguette, herencia de la colonización francesa, con café touba muy típico del país y mantequilla. Durante la mañana, cada día conocíamos a diferentes personas del pueblo, los cuales trabajaban en cooperación con la ONG, como puede ser el director del colegio de Tawfekh o la presidenta y vicepresidenta de la asociación de mujeres, la cual es la asociación con la que colaboraba la ONG española. Después de hablar y conocer a gente sobre las dos de la tarde llegaba el turno de la comida, la cual era siempre arroz, bastante especiado y sabroso y todos los días acompañado de verduras y muchos de ellos con pescado incluido, ya que el mar y los pueblos pesqueros estaban bastante cerca del pueblo.
Por la tarde, algunos días íbamos a las clases de alfabetización que impartía la asociación de mujeres, una parte fundamental del proyecto que se tiene en el pueblo, y que ayuda mucho a las mujeres de este, al igual que la granja de pollos que se construyó para abastecimiento propio y para la venta de carne. Después, cuando se ponía el sol y antes de la cena, los niños, los cuales eran una gran mayoría de la población, salían a jugar al futbol en la plaza de la mezquita, me uní a ellos unas cuantas veces. Posteriormente la cena consistía en arroz o couscous casi todos los días, pero con un especiado diferente a la comida, como podía ser cacahuete el cual era muy consumido.
PEQUEÑOS PROBLEMAS Y MUCHA HOSPITALIDAD
Los pequeños problemas, todos ellos con solución, empezaron a aflorar desde el primer día, ya en el aeropuerto, no pude comprar una tarjeta SIM senegalesa, ya que en Dakar se estaban produciendo una serie de protestas contra el gobierno debido al encarcelamiento del líder opositor y a la posterior disolución de su partido, con lo cual llegué a Tawfekh y no tenía datos para avisar a mi familia. Hecho que se solucionó a los dos días cuando pudimos comprar una tarjeta SIM en Kébémer, la ciudad que estaba cerca de nuestro pueblo a la cual llegamos con ayuda de gente local haciendo autostop en la carretera principal.
Quizá uno de los problemas más importantes pero solucionado de manera sencilla fue la falta de una buena cobertura y conexión a internet en Tawfekh. Durante los días que estuve la casa la conexión era bastante lenta por lo que recopilar información para el trabajo se hizo complicado, para poder conseguir una conexión decente a través de wifi, nos desplazamos algunos días a Kébémer, a un restaurante que amablemente nos proporcionó la contraseña del wifi y allí realizábamos las búsquedas y las descargas necesarias para poder realizar el proyecto.
Otro de los problemas que surgieron durante el proyecto fue el idioma, ya que en esta zona del norte de Senegal se habla wolof por la gente local, salvo que hubiesen ido al colegio, entonces hablaban algo de francés. Con la familia de acogida, cuyos miembros solo sabían hablar wolof los primeros días, nos comunicábamos casi por señas, pero no hubo mayor problema ya que si tenías la necesidad de comunicar algo te haces entender y ellos por entenderte, poco a poco empezamos a aprender algunas palabras básicas del idioma, gracias sobre todo a que María se llevó de España un diccionario español-wolof que nos resultó de mucha ayuda para poder comunicarnos. Con las personas con estudios más avanzados como el director de la escuela o el electricista si podíamos comunicarnos sin problemas en francés, hecho que era un alivio también, ya que se podía mantener una conversación fluida.
DESIGUALDADES Y OPORTUNIDADES
Desde el primer momento en el que me encontré en Senegal, observé que es un país con muchas desigualdades. En el aeropuerto, las personas que había eran de clase alta, todos bien vestidos y muchos de ellos viviendo en algún país europeo al que emigraron buscando nuevas oportunidades.
Durante la estancia me di cuenta de que, para los jóvenes senegaleses, su mayor aspiración de futuro, por lo que hablé con bastantes de ellos, es emigrar a Europa, ya que no creen que dentro de su país existan oportunidades de desarrollarse. Además, las personas y familias de su entorno con más nivel económico son las que algún miembro de su familia ha podido encontrar un trabajo en Europa, por lo que ellos quieren seguir su ejemplo, aunque eso signifique jugarse su vida por llegar aquí.
Casi todos los jóvenes, piensan y sueñan que en pocos años cruzarán a Europa y sobre todo a España, con cayucos desde la costa senegalesa hacia Canarias o cruzando el Sahara hacia el norte y llegando a Marruecos para poder cruzar la frontera. Una gran parte de esta inmigración es consecuencia de la desigualdad entre tener un pasaporte europeo o africano, ya que, para un español, el visado a Senegal es gratis, mientras que para ellos solo por viajar a España les cobran 4.000.000 de francos CFA lo que son unos 6.000€, cantidad inasumible de dinero para la grandísima mayoría del país.
Desde mi perspectiva, uno de los principales problemas es la falta de oportunidades en las zonas rurales de un país como Senegal, con un tejido productivo muy escaso, con muchos jóvenes sin trabajo y en empleos de poco valor, muchos de ellos dedicados a la ganadería y agricultura de subsistencia o en pequeños comercios y talleres locales, sin vistas a un futuro mejor. También es debido a que los principales sectores productivos del país están ocupados por grandes multinacionales, con lo cual estos sectores del país crean muy poco valor y empleos en las zonas rurales.
EL PROYECTO DE ELECTRIFICACIÓN Y OTRAS TAREAS
El proyecto que realicé radicó en la redacción del Trabajo Fin de Grado de Ingeniería Civil, consistente en una microrred aislada para el suministro de energía en Tawfekh. Durante mi estancia allí pude redactar gran parte de dicho proyecto gracias a poder obtener datos en el terreno que de otra forma no hubiese podido obtener, además de aprender sobre electrificación rural y energías renovables, debido a que consiste en la realización de un huerto solar fotovoltaico el cual proporciona electricidad a todas las casas y comercios del pueblo.
En Senegal existen numerosos pueblos aislados de la red eléctrica nacional por lo que muchos de ellos solo pueden tener electricidad a partir de generadores, y la disponibilidad y eficacia de estos es muy pequeña, por lo que la instalación de placas solares en las zonas rurales es un gran avance para el desarrollo económico y del modo de vida de todas las personas residentes.
Durante mi estancia también pude aportar en otros proyectos que tiene la ONG en la zona, como por ejemplo la colocación de un congelador solar para la granja de pollos de Khadjii, un pueblo cercano a Tawfekh. El día de la instalación de las placas solares pude conversar con el electricista especialista en energía solar de la región Aly Soumare, el cual me ayudó mucho dándome el contexto real de la situación energética de la zona y ayudando en la redacción del proyecto.
El proyecto en un futuro, espero, que sirva de referencia también para otro tipo de actuaciones parecidas que se puedan realizar en la zona, ya que creo que es muy interesante y que las energías renovables y en especial la energía solar, en los próximos años, por sus condiciones climatológicas y la situación geográfica de Senegal puede ser de una gran utilidad.
APROVECHAR OPORTUNIDADES
Durante esta experiencia, que duró cuatro semanas durante el mes de agosto, me sentí proactivo, aprovechando cada momento y aprendiendo de todo lo que me rodeaba, una cultura nueva, un idioma del que no había oído hablar nunca, gente maravillosa a mi lado, paisajes sorprendentes etc.
Creo que fue una grandísima experiencia en la que aprendí mucho, me relacioné con muchísima gente local y también pude hacer turismo por un país y un continente que no había pisado nunca, desde Louga, la capital de la región, a Saint-Louis, la capital colonial francesa pasando por el desierto de Lompoul o las playas kilométricas del Océano Atlántico.
En definitiva, pienso que, si se presentan oportunidades como ésta, con la beca que obtuve y el proyecto, siempre hay que aprovecharlas, aunque al principio te entre el miedo de salir de la zona de confort, de no pasar el verano con la familia y amigos y pasarlo de una manera diferente, creo que mereció la pena sin duda y animo a toda la gente que lea este articulo y que esté pensando en dar un paso diferente en su vida a aprovechar las oportunidades que se le presenten y disfrutarlas al máximo.
Imagen 1 DESIERTO DE LOMPOUL
Imagen 2 GRANJA DE POLLOS DEL PROYECTO DE LA ONG
Imagen 3 BAUTIZO EN TAWFEKH
Imagen 4 FIESTA EN HONOR A AMADOU BAMBA
Imagen 5 PLAYA DE LOMPOUL A 20 KM DE TAWFEKH
Imagen 6 CARTEL DE ENTRADA A TAWFEKH
Imagen 7 CAYUCOS DE PESCADORES EN LA PLAYA
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