top of page

Mi experiencia en Bolivia: Resumen de mi diario

Laura Montes Colago


Cuando piensas por primera vez en hacer un voluntariado sin previa información y formación, lo que crees que vas hacer es ir ayudar y a cambiar algo, pero lo que realmente no sabes es que es todo lo contrario, no vas ayudar a nadie y la que cambias eres tú, cambia algo dentro de ti tan profundo y tan fuerte que ya nunca volverás a ser la misma.


Empezando con mi experiencia, sin duda los días previos son caóticos llenos de dudas, miedos, incertidumbre, alegría; es una mezcla de todos los sentimientos y emociones que te puedas imaginar. Mi recomendación es que te dejes llevar y sientas todo, y aunque cuidado con el miedo, la experiencia es maravillosa y si algo me ha enseñado este viaje es que después de algo “malo” siempre viene algo mucho mejor.


En cuanto al proyecto, no te dejes llevar por primeras impresiones, en mi caso superó con creces todas mis expectativas. Yo tuve la suerte de elegir la fundación “Hombres Nuevos”, realizando mi servicio a la comunidad en el centro de día de personas mayores y dando apoyo escolar en el comedor de la alegría, no he podido ser más feliz. Sin duda, todas las personas que forman parte de Hombres Nuevos hacen que desde el primer día te sientas como en casa, para mí es mi familia boliviana. Por supuesto y no menos importante, tuve la gran suerte de coincidir en esta aventura con tres compañeras preciosas, Alba y mis Marías, gracias también porque no hubiese sido lo mismo.



Fotografía 1: Mi familia boliviana.


La fundación Hombres Nuevos se encuentra en el Plan 3000 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia; más concretamente a tres cuadras de la tan famosa curva (si vas, ya sabrás porqué). Este barrio es conocido por ser uno de los “más peligrosos” de toda Bolivia, es zona roja para todas las personas, desconocida para aquellos y aquellas ajenos a este distrito. Esta ciudadela fue creada un 18 de marzo de 1983, debido a la gran subida de ese año del río Piraí, en la que más de 3.000 familias quedaron sin hogar, y con las pocas pertenencias que les quedaban tuvieron que asentarse en terrenos baldíos de propiedad privada, el gobierno municipal y la cooperativa Bolivia limitada de ese entonces procedieron a ofrecer ayuda a las familias damnificadas en una zona situada a 12 km de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde las familias afectadas tuvieron que empezar una nueva vida. Desde esa época y hasta la fecha, el Plan 3.000 ha tenido un importante crecimiento poblacional principalmente por la llegada de migrantes del interior del país. Este distrito también es muy conocido por su lucha constante contra todo lo que no creen justo para su pueblo. Con este breve resumen, doy paso a las actividades.

El centro de día de personas mayores se encuentra en la plaza del mechero, plaza icónica del plan que era muy frecuentada y usada por la población, en especial por niños y niñas. En el centro de día las horas se me pasaban volando, cada día tenían algo nuevo que enseñarme. No puedo enumerar todo, pero me quedo con su humildad y su felicidad, esa forma tan bonita y tan fuerte de ver la vida. Y es cierto que no es más feliz el que más tiene, si no el que menos necesita. Daba igual su situación que si tenían algo no dudaban en compartirlo contigo y ofrecerte una de sus mejores sonrisas. Esto también fue gracias a William que fue mi tutor y guía en toda esta experiencia, explicándome todo y contándome la historia del plan y de los abuelitos y abuelitas del centro. Sin duda gracias por todo a todas las personas del centro de día, ya que mi vida no volverá a ser igual y siempre recordaré cada risa y cada momento con cada uno de ellos y de ellas.





Fotografía 2: Las personas maravillosas del centro de día








Fotografía 3: Las personas maravillosas del centro de día









En cuanto a las realidades de las personas del centro de día eran muy diversas, aunque la mayoría, me atrevería a decir el 95%, tenían algo en común y es no tener las necesidades básicas cubiertas, como una vivienda digna, alimento, medicación, asistencia médica, ropa en condiciones óptimas y familiares que pudiesen ayudarlos/as y darles la atención que necesitaban, ya que algunos y algunas necesitaban ayuda médica, entre otras tantas cosas más. Es cierto, que algunas de las personas que hacían uso de este recurso si tenían suficiente dinero para vivir en buenas condiciones y no faltarles de nada material, pero lo que sí les faltaba era compañía, cariño, atención, alguien con quien hablar o con quien compartir, de ahí a que pudiesen beneficiarse de este recurso que en un principio nació para cubrir principalmente la comida del medio día. Al final, una de los mayores potenciales de este proyecto tan bonito y tan necesario es crear entre ellos y ellas esa red de apoyo que tanta falta les hace, el sentir que tienen una familia y que tienen personas a las que acudir cuando se sienten mal o bien, personas con las que poder compartir su última etapa de la vida, a veces tan olvidada y tan maltratada por la sociedad en general.

Las actividades eran muy variadas, ya que muchas de ellas se hacían en función de la época del año o de los materiales que se disponían en ese momento. Una de las cosas que más me gustaba es que no eran impuestas por William (monitor del centro), sino que entre todas y todos decidían dentro de las posibilidades que hacer. Hicimos talleres de manualidades como hacer abanicos por el calor que hacía, así también les enseñé algo de nuestra cultura y de algo típico de mi tierra como es Sevilla; coronas de flores con bolsas de plásticos para el día de los muertos que es muy importante para todos/as; sus propios manteles con telas donadas. También jugábamos al bingo y a otros juegos como los dados, bailábamos y cantábamos. Otro de los talleres que más les gustaban (y a mí también), es el taller de cocina donde entre todas y todos cocinábamos platos muy ricos como tortilla de patatas, ensalada de fruta, salmorejo y muchos platos más.











Fotografía 4 y 5: Actividades varias en el centro de día


En el comedor de La Alegría al principio fue más difícil, ya que en mi caso los niños no es el colectivo que más me gusta y era mi primera vez trabajando con ellos. Pero poco a poco todo cambió, de repente ya era una más y cada día iba con más ganas y alegría. Cuento esto porque creo que es justo contar todo, lo bueno y malo, y en mi caso esta parte de mi servicio no fue igual que en el centro de día. Las actividades eran más cerradas, ya que principalmente lo que hacía era ayudarles en sus tareas escolares y reforzar en materias cuando hubiese tiempo, ya que eran las necesidades de ese momento. Una de las actividades más lúdica que hacía cuando teníamos tiempo era jugar al ahorcado o jugar a rellenar huecos de cosas con una letra, así trabajamos la ortografía y la escritura, algo que les costaba mucho y así lo practicaban sin darse cuenta jugando. Era un placer ver cómo iban aprendiendo a usar la “b” y la “v” o la “h”. A pesar de todo gracias, porque esos niños y niñas me han enseñado a ser más calmada, a tener mucha más paciencia y a volver a conectar con ese yo niña que tanta falta me hacía.


Fotografía 6: apoyo escolar en el Comedor de la Alegría



En cuanto a las realidades de estos niños y niñas pasa como con las personas mayores, eran muy diversas, pero a la vez muy parecidas, todos compartían también la falta de recursos económicos que daba lugar a la falta de una vivienda digna, alimentación sana y adecuada, ropa en condiciones óptima, entre otras cosas. También había casos de maltrato infantil o de abusos por parte de familiares, otra de las cosas que me llamaban la atención es la obligación de muchos niños y niñas a trabajar antes que estudiar, entorpeciendo su carrera académica. A pesar de todo, estos niños y niñas luchaban a contra marea para poder sacarse sus estudios.

Me siento muy privilegiada de poder haber vivido esta experiencia tan bonita y enriquecedora. Gracias al CICODE por la parte que le toca, pero gracias de verdad a todas las personas implicadas en esta vivencia tan especial y única en mi vida. Me ha encantado sentirme parte de Hombres Nuevos, y como dije al principio que aquí no se viene ayudar ni a salvar a nadie, pero sí hacer los días de esas personas un poco más bonito, así que gracias por dejarme hacerlo y gracias por hacerme a mí más feliz y mejor persona.


Comments


Universidad de Granada
Logo_AACID_positivo_050322.jpg
  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube
CICODE(COLOR)_edited.jpg
bottom of page