Contra una historia de desigualdades a través de la educación y la cultura en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
José Manuel Maroto Blanco
Las venas abiertas de Bolivia. Heridas que aún no se han cerrado en el país
Pese a que Eduardo Galeano publicara hace más de medio siglo su famoso ensayo Las venas abiertas de América Latina (1971), hablar hoy de una herida que no está cerrada en el continente latinoamericano es una realidad innegable. El propio pensador uruguayo cuenta una anécdota que ejemplifica muchos de los males de esta región del mundo. Allá en el periodo de gobierno del dictador Mariano Melgarejo (1864-1871) –famoso por cambiar un “excepcional caballo blanco” por un pedazo de tierra a Brasil–, la reina Victoria de Inglaterra agarró una tiza sobre la representación cartográfica del país y dictó una lapidaria sentencia: “¡Bolivia no existe!”. El motivo fue el enfado de que el propio presidente boliviano, haciendo gala de ese “caudillismo bárbaro” que bautizó el periodo, paseara en burro y de espaldas al embajador británico por las calles de La Paz. Dicen que aquel diplomático inglés tuvo la osadía de despreciar la chicha que el político boliviano gustosamente le ofreció (Galeano, 1971: 51).
Este no es más que un suceso ilustrativo de la situación tradicional del país. Menospreciado dentro y fuera de sus fronteras, los recursos humanos y naturales han sido motivo de la imposición de sistemas despiadados en el que siempre ha perdido el pueblo. El saqueo de Bolivia (1973), tal y como denunciara el fundador del Partido Socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, nos muestra una realidad estremecedora: las terribles situaciones de injusticia se convierten en potenciales candidatas para títulos de poderosos y sinceros ensayos de la historia y el presente latinoamericano.
La imagen recurrente para hablar de la explotación del continente americano y de Bolivia es la Villa imperial de Potosí, hoy una ciudad decrépita que aún conserva los restos coloridos de un pasado asentado en la explotación de los pueblos andinos y la plata del cerro que un día fue rico. Aquella ciudad, que llegó a acoger bajo el sometimiento andino a las familias más importantes e ilustres de Occidente, sigue viendo, en este preciso instante y tras más de 15 años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) liderado por Evo Morales, como los pulmones de sus hombres se llenan de un polvo que los invade y no les deja pasar más allá del medio siglo de vida. Pocos allí tienen más años que aquella obra maestra de Eduardo Galeano.
Sin embargo, pese a que la villa potosina es la imagen recurrente, los territorios de explotación y despojo en el país son mucho más diversos. El Oriente boliviano, generalmente olvidado dentro y fuera del país, habitado por cambas, y que alberga el centro económico de Bolivia, en el momento en el que redacto estas líneas lleva más de un mes de paro general y bloqueos.

El objetivo de la protesta es que el gobierno renueve un censo que sigue vigente desde 2012. Retrasar su actualización busca no ceder poder a la región oriental, que es la que más ha crecido en términos demográficos y económicos y la que alberga una fuerte oposición al gobierno. Y es que esta región que hoy es un motor económico ha sido tradicionalmente olvidada en Bolivia en detrimento de la parte occidental (La Paz, Cochabamba, Sucre, Oruro, etc.) (Peña y Boschetti, 2008).
Fotografía 1: Flores de Aguas Calientes
El Plan 3.000 y la Fundación Hombres Nuevos. Una historia que va de la mano
Es en uno de los barrios de la ciudad capital de la parte oriental, Santa Cruz de la Sierra, en donde el proyecto Hombres Nuevos, en el cual he tenido la oportunidad de realizar mi servicio a la comunidad, ha desarrollado su labor. El barrio, llamado Plan 3000, nació por la necesidad de evacuar a 3.000 familias a causa de las inundaciones provocadas por los desbordamientos del río Piraí en marzo de 1983. A la llegada de Nicolás Castellanos (fundador de Hombres Nuevos), el Plan 3000 contaba con 75.000 habitantes y un 70% de la población era pobre –siendo un 22% según datos de 1990, indigentes–. En aquel barrio, los niños y niñas pedían restos óseos en los restaurantes populares para llevarse algo a la boca y las mujeres llegaban a reutilizar estos huesos para la sopa hasta 12 veces.
Fundada por el padre Nicolás, –ligado a las corrientes renovadoras de la iglesia que surgió tras el Concilio Vaticano II y la Teología de la Liberación de América Latina que tantos muertos ha dejado en el continente en defensa de los pobres–, lo primero que hizo Hombres Nuevos allá por la década de los 90 fue, a través de asambleas de barrio, conocer las necesidades de la gente.

El hambre que azotaba al Plan fue el argumento de peso para fundar el Centro de Niños Desnutridos “Palencia”, que llegó a salvar a más de 5.000 niños y niñas de una muerte que llegaba sin pedir permiso. Cuatro comedores más acompañaron la labor y hoy, debido a la mejora de las condiciones, solo queda en funcionamiento uno, que lleva María con mucho cariño. También se pidieron templos porque “hay que estar bien con Diosito” y porque cuando una iglesia aterriza en un lugar, deja un espacio fértil, sospechoso pero cierto, para plantar hospitales, escuelas y canchas de fútbol.
Fotografía 2: La parada de la Plaza El Mechero
Siguiendo el mensaje de San Agustín, por el cual “al pobre hay que saciarle el hambre de belleza”, se fundó la Ciudad de la Alegría, un complejo con tres piscinas “porque el pobre también tiene derecho a una piscina”; la única Escuela de Teatro de Bolivia, o la Orquesta Sinfónica de la Juventud Boliviana “Hombres Nuevos” que llegó a tocar ante el Papa Francisco en 2017. Cultivar el espíritu y elevar la autoestima del barrio ha sido un eje fundamental para Hombres Nuevos, así como que los proyectos desde el inicio debían aspirar a ser gestionados por la población local, ya que como afirmaba el bueno de Nicolás, “lo otro, es neocolonialismo”.
Pese a ser ateo, el proyecto de humanización de Jesús que envuelve a la fundación y saber que referentes de Hombres Nuevos son figuras religiosas como Pedro Casaldáliga, firme defensor de la población pobre en la vecina Mato Grosso (Brasil) o Luis –Lucho- Espinal, asesinado en Bolivia en 1980 a causa de su defensa pública del oprimido; es toda una suerte. Me ha llenado de orgullo y me han hecho conocer mucho más de cerca a la Iglesia comprometida. El cariz revolucionario del propio Nicolás, que ha puesto en el centro a la población pobre y vulnerable en un continente en donde son mayoría, vio como solo le apoyó a su llegada a Bolivia el cardenal Julio Terrazas Sandoval (conocido como el “Servidor de Todos”), que ha sido crítico tanto con los gobiernos de Hugo Banzer Suárez (1971-1978), de Víctor Paz Estenssoro y sus políticas neoliberales o el gobierno actual, cuya posición le costó en abril de 2009 un atentado en su casa. Un compromiso humano que no está exento de riesgo y es todo un ejemplo de vida.
Comunidades educativas en Hombres Nuevos. La COVID19 no es una pandemia que haya afectado a todos por igual
El espacio en el que he podido participar es en el de las comunidades educativas. La labor de Hombres Nuevos ha sido enorme ya que “en 1990 la comunidad eclesial de base “Luz y Esperanza” levantó un diagnóstico y encontró que 62 chicas y chicos no iban a la escuela. Pusieron en pie, con 4 palos y una calamina, sin puertas ni ventanas, un aula para las 62 niñas y niños, que no tenían escuela” (Castellanos, 2021: 169). Hoy en Bolivia Hombres Nuevos ha ayudado a levantar más de un centenar de escuelas en donde más de 5.000 becas escolares han hecho posible que haya más de 5.000 profesionales con “vocación social” en el país, formándose a cambio de participar como voluntarios en tareas sociales (Castellanos, 2021: 123).
Es en este contexto de lucha por una educación para todas y todos los niños en el que se enmarcan las comunidades educativas. Mi labor se realizó en una escuela y un instituto de un barrio que ha pasado de la pobreza extrema a una situación mucho mejor, pero no por ello no carente de problemas. Ello, además, agudizado con la pandemia de la COVID19, que no ha hecho sino profundizar la brecha entre ricos y pobres. Durante estos años previos nos hemos encontrado con un aumento de la desigualdad a nivel educativo. Tal y como señala UNICEF (2020), “el acceso a la tecnología y a los materiales necesarios para seguir estudiando mientras las escuelas permanecen cerradas es notablemente desigual” y es precisamente Bolivia el único país de Sudamérica en donde el porcentaje de la población sin acceso a internet supera el 50%.
Pese a que solo el 4 % de las familias en situación de pobreza tengan internet en el hogar (Educo, 2021: 47) y que diversas ONGs ya pidieran sin éxito que las escuelas permanecieran abiertas para niños y niñas que no tuvieran recursos, la realidad fue que se clausuró el curso escolar sin ofrecer alternativas y con la certeza de que mucho alumnado dejaría la escuela tras la pandemia (Educo, 2021: 28). El resultado fue que, tal y como aseguró UNICEF en su informe del 12 de enero de 2021, “la capacidad de los niños de leer, escribir y realizar operaciones matemáticas básicas se ha deteriorado, y las habilidades que necesitan para salir adelante en la economía del siglo XXI han disminuido” (UNICEF, 12 de enero de 2021). Estos informes, que a veces se leen desde el ordenador y con la comodidad que ofrece una biblioteca o un hogar, se basan en una realidad en la que he trabajado como voluntario personalmente.

Fotografía 3: Profesorado del Colegio e Instituto Néstor Paz
Las clases de apoyo a los grupos de primaria y secundaria nos han enseñado que, lejos de la realidad, lo que denuncian estas ONGs e instituciones es muy real. Chicos y chicas en los primeros tres cursos de primaria que no saben leer e incluso no conocen bien las vocales, o alumnado de instituto que desconoce operaciones de suma y resta con números enteros. Dictados a priori sencillos, que suponen un esfuerzo tremendo o alumnos/as que no saben identificar el nombre de figuras geométricas. El encierro durante la pandemia también se ha traducido en dos cursos que, para algunos y algunas de ellas han sido inexistentes debido a la falta de medios y a las casuísticas familiares. Todo un problema educativo de gran calado que gracias al trabajo de los y las voluntarias y profesionales ha tratado de enfrentarse desde las aulas.
La labor educativa de Hombres Nuevos es sumamente importante. A través de la educación, siguiendo a Paulo Freire (2005) y su pedagogía del oprimido, han intentado hacer de los más pequeños sujetos de su propia historia, convirtiendo la propia educación en una práctica de libertad. Además, se hace potenciando valores como la paz y la diversidad. Ambos valores importantísimos en un contexto en donde los discursos de los medios de comunicación y figuras de reconocido prestigio en Bolivia plantean que la violencia es innata a los pueblos andinos, se cede espacio mediático a presuntos maltratadores de género y se publicita la violencia política.
El tema de la diversidad en la educación tiene un gran peso en las comunidades educativas. Una diversidad en Bolivia que ha derivado, gestionada por diversos intereses, en problemas políticos entre el occidente y el oriente del país. Esos “círculos de cultura” de Freire que ponen en marcha las comunidades educativas de Hombres Nuevos, esos mundo comunes que son compartidos, se apoyan en una reivindicación de la cultura(s) boliviana(s), de todos los departamentos (los 9, tomando tanto los de Occidente como los del Oriente) y que son utilizados como un tesoro cultural para no perder las raíces culturales y poder construir un mundo nuevo que no abandone las tradicionales virtudes de la solidaridad en Bolivia.
Un ejemplo de cómo se vehiculan los mensajes transformadores a través de la educación nos lo muestran los certámenes de poesía que se celebraron durante la última semana de mi estancia.

Los certámenes de poemas en los que participan los más pequeños se apoyan en la poesía costumbrista, que para el caso cruceño, pierden sentido si no se hacen vestido de camba y son recitados en público en un castellano lleno de conceptos que explican una realidad a través de diferentes conceptos como acopaibao (tonto, atolondrado), afiltracao (bien vestido), aurita (ahora), cuñapé (pan de almidón y queso) o chicha (bebida refrescante hecha de harina de maíz) y que dibujan una cosmovisión propia de la realidad cruceña. He aquí un ejemplo de arte que muestra cómo a través de la poesía se vehiculan mensajes en favor de la cultura del lugar:
Fotografía 4: Recital concurso de poesía para el día de Santa Cruz
“En Santa Cruz de la Sierra, hay algo que no tiene explicación, pero es que, a nuestros jóvenes, ya no les importa la tradición.
Ni siquiera un libro de antaño quieren estudiar y hasta cambiaron completamente su forma de hablar, en vez de corte de pelo dicen cambio de ¡look! Ya no escriben carta por estar en facebook.
Dicen ¡pliz! No por favor, no bailan taquirari sino reggaetón, porque ser como antes para ellos es atraso y cuando estás en el burí te dicen tírate un paso…
Te dicen creysi si estás loco, estudian inglés y cultura muy poco…
En definitiva, mi experiencia en el programa de Aprendizaje-Servicio en cooperación internacional me ha mostrado la importancia del trabajo voluntario y social en contextos mucho más difíciles de los que vengo y de la necesidad de luchar por esas iniciativas que, pese a las dificultades acaban arraigando y transformando la realidad social. En el Plan 3000 el problema educativo ya no era solo que, como asegurara Paulo Freire, la pedagogía dominante fuese la de las clases dominantes, sino que no había pedagogía. El pobre estaba excluido del sistema educativo. Las comunidades educativas contribuyen a que a través de la educación puedan abrirse las grietas de un sistema que todavía hereda vicios de la época colonial y que tiene como objetivo ampliar las bases de participación ciudadana de un barrio que aún arrastra los prejuicios de tener un origen extremadamente humilde.

Fotografía 5: Clases de apoyo en el Colegio Néstor Paz
Bibliografía:
Castellanos Franco, Nicolás (2021). Memorias. Vida, Pensamiento e Historia de un obispo del Concilio Vaticano II. Madrid: RL editores.
Dreesen, Thomas, Akseer, Spogmai, Brossard, Matt, Dewan, Pragya, Giraldo, Juan-Pablo, Kamei, Akito, Mizunoya Suguru y Ortiz, Javier Santiago (2020). UNICEF. Innocenti Research Brief. Promising practices for equitable remote learning. Emerging lessons from COVID-19 education responses in 127 countries. Disponible en https://www.unicef-irc.org/publications/pdf/IRB%202020-10.pdf
Educo (2021). COVID-19. Impacto de la pandemia y sus secuelas en la educación. Informe completo. Disponible en https://educowebmedia.blob.core.windows.net/educowebmedia/educospain/media/docs/publicaciones/2021/informe-educo-covid-19.pdf
Freire, Paulo (2005). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo XXI Editores. Disponible en https://fhcv.files.wordpress.com/2014/01/freire-pedagogia-del-oprimido.pdf
Galeano, Eduardo (2004). Las venas abiertas de América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
UNICEF. (2021, 12 de enero). Los niños no pueden permitirse otro año sin escuela. Declaración de Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. Disponible en https://www.unicef.org/es/comunicados-prensa/ninos-no-pueden-permitirse-otro-ano-sin-escuela
Peña Claros, Claudia y Boschetti, Alejandra (2008). Desafiar el mito camba-colla interculturalidad, poder y resistencia en el Oriente boliviano. La Paz: Fundación UNIR Bolivia. Disponible en http://www.cialc.unam.mx/pdf/Collas.pdf
Quiroga Santa Cruz, Marcelo (1973). El saqueo a Bolivia.
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