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Pasantía en Investigación en Medicina Preventiva y Salud Pública con la Universidad de Antioquia, Medellín-Colombia. Proyecto Migraciones y Salud Pública.

León González Casas 

“La situación de salud (y la enfermedad) de las personas son el resultado de la manera en la que se vive y se trabaja, es decir, al final es el producto de cómo la sociedad se organiza y se distribuyen los recursos y oportunidades que en ella se generan; no es el resultado de un simple juego de probabilidades y va mucho más allá de la distribución, la oportunidad y la calidad de los servicios de atención a la enfermedad (cuestiones relevantes, pero de lo que no depende exclusivamente la salud de las personas). Las desigualdades sociales son la manifestación de la concentración y apropiación del poder y los recursos de la sociedad en unas pocas personas y grupos que han configurado unas formas de organización social injusta. Las desigualdades sociales matan a las personas y limitan sus posibilidades de desarrollar una vida plena, con libertad y autonomía; también, repercuten de manera directa en las desigualdades en salud. Actuar sobre las desigualdades sociales y sanitarias es un imperativo ético para todos los ciudadanos del mundo, es imprescindible que cambiemos el rumbo. 


En una región del planeta, Latinoamérica, de gran diversidad biológica y cultural, una zona de gran riqueza natural y social, pero que también es la más desigual del mundo. Sin embargo, vivir bajo esta configuración inequitativa de condiciones y opciones de vida se ha vuelto parte del paisaje” (Otálvaro Castro et al., 2023).


En los márgenes urbanos de Medellín nacen historias de resistencia y esperanza y se entrelazan historias de lucha y transformación, donde la cara de la desigualdad social se encarna en lo más alto de la montaña, pero permanece casi invisible. Colombia ha sido escenario de conflictos alimentados por divergencias políticas, luchas de poder, un campo de batalla donde las diferencias en torno a quién y cómo debe gobernar han dibujado un paisaje social tenso y complejo. “La gran mayoría de las organizaciones de la sociedad civil colombiana coinciden en señalar que la causa principal del desplazamiento es la violencia política (estado-grupos guerrilleros)” (2) la violación masiva de derechos humanos y el irrespeto constante de las normas del derecho internacional humanitario que buscan proteger la población civil.  En este contexto, el desplazamiento forzado emergió como una sombría realidad y una táctica de control político y militar, una estrategia empleada no solo por actores armados sino también por aquellos en posiciones de poder.


Esta crónica no es solo la historia de una comunidad que tiene sus orígenes en el desplazamiento al que llegó huyendo de la violencia y que es la más viva cara de una ciudad desigual si no de una comunidad que liderada por mujeres sabe levantarse todos los días para enfrentar sus desafíos. Según ACNUR para el primer semestre de 2023 Colombia fue el país con más desplazados internos del mundo, estos fenómenos de desplazamiento y de desigualdad social no solo representan un desafío logístico y humanitario, sino también una crisis de salud pública. La falta de acceso a servicios de salud adecuados, la variabilidad en la calidad de la atención recibida y las disparidades en los determinantes sociales de la salud son aspectos críticos que se han visto exacerbados por estos fenómenos.


En medio de este escenario se encuentra la Universidad de Antioquia y su Escuela Nacional de Salud Pública, un faro de compromiso en el ámbito de la salud pública. Bajo los principios de su fundador, Héctor Abad Gómez, esta institución se ha convertido en un símbolo de resistencia y dedicación a las causas sociales. Abad Gómez, un médico consiente de la importancia de abordar las necesidades en salud de las poblaciones y vincularlas con el análisis de la realidad, dejó un legado muy importante a través de su valiente denuncia de las injusticias sociales y las brechas en la atención sanitaria. Su vida, marcada por el coraje y la integridad, y su trágico asesinato en 1987 por intereses políticos ha inspirado a generaciones de profesionales de la salud, reafirmando el papel crucial de la Escuela Nacional de Salud Pública en Colombia.


La vereda Granizal es el segundo asentamiento más grande de Colombia y uno de los más extensos de América Latina.  Granizal se ha convertido en un lugar en el que conviven migrantes, desplazados internos, campesinos, afros e indígenas. Su población se acerca a los 25 mil habitantes en los que, el 80% aproximadamente, vive en condiciones de pobreza y pobreza extrema. (3) Un lugar invisibilizado y que ha sido el refugio y hogar de campesinos desplazados de diversos municipios y zonas rurales de Colombia. Hasta allí llegué como parte de mi pasantía de investigación con la Universidad de Antioquia, la Escuela Nacional de Salud Pública y la facultad de Medicina, participando de proyectos de investigación que desde el maestro Héctor Abad Gómez han desarrollado en diferentes territorios de Medellín y que buscan transferir el trabajo académico a la realidad de la ciudad.


Durante muchos años, viví en Medellín, mi ciudad, una ciudad de contrastes. A pesar de ser mi casa, debo decir que Granizal era para mí un territorio desconocido, nunca había caminado sus calles. Quizás, en algún viaje en metro, había vislumbrado a Granizal a lo lejos, una silueta borrosa en el horizonte urbano, o tal vez había escuchado su nombre en algún telediario, casi siempre con toda seguridad, asociado a algún suceso trágico que se hace paisaje cotidiano.  


A pesar de enfrentar grandes retos, esta comunidad se ha organizado en una sinfonía de esfuerzo colectivo y esperanza. Comités de líderesas locales se han formado, cada uno dedicado a abordar aspectos cruciales como la infraestructura, la titularidad de tierras, la educación, la atención sanitaria, la seguridad alimentaria y la generación de empleo. Estos comités no son simples agrupaciones; representan el pulso de una comunidad en transformación.


El proyecto que llegamos a conocer hace parte de la estrategia de un grupo de mujeres que se han formado junto a la Facultad de Medicina y que busca fortalecer el concepto de salud comunitaria. Son las promotoras de salud, mujeres valientes y comprometidas, cuya labor, aunque mayormente voluntaria, se ha convertido en el pilar de bienestar en esta comunidad. En ausencia de un apoyo del Estado, ellas a manos propias han levantado un pequeño recinto de madera que funciona como centro de salud, donde realizan labores de primer respondiente y atienden todo tipo de urgencias si la circunstancia lo obliga, en el centro de salud de Granizal no hay médicos, los periplos burocráticos no los llevan, no hay enfermeras, ni siquiera medicamentos o guantes. 


Estas promotoras con mucha voluntad y casi cero recursos han tejido una red de cuidado y prevención que sostiene a la comunidad. 

La siguiente es la reflexión que escribí desde allí, tan necesaria para sacar desde el alma el sentir que muchas veces nos limita la escritura académica y científica de la escuela biomédica. 


El capitalismo fagocita, insaciable, ya asilvestrado, un territorio y sus habitantes y lo invisibiliza, aunque en ese lugar se forje, a través de las mujeres, una unión de comunidades diferentes, que se ponen de acuerdo para sencillamente, vivir. 


Este cruel sistema socioeconómico se nutre de las desigualdades y lo renueva y lo mantiene vivo para que se asiente la desesperación y lo peor, la muerte.


Sin embargo, afortunadamente, entre sus habitantes no hay rendición. (Así reza el bellísimo texto en una placa, que se erige a la puerta del puesto de salud: “Aquí nace, crece y se hace realidad el sueño de una comunidad humilde, luchadora, emprendedora y digna que jamás de rinde”. 

Utilizan la herramienta más importante y potente que posee la sociedad, se convierten en un equipo unido (no hay otro mecanismo más saludable que este, pues enferma al monstruo insaciable). Ese equipo unido regurgita y vomita una expresión de lucha, basada en la búsqueda del derecho humano que debería ser sagrado: el bienestar social con todos sus condicionantes, la legalización de sus casas, colegios públicos, centros de salud con médicos, caminos, agua potable.


Esta lucha en Granizal tiene nombre de mujer, estas doce mujeres, doblemente explotadas por el sistema económico y patriarcal, se rebelan y proporcionan un sello, por tanto, una visión nueva y limpia de contaminación machista. No es baladí que, incluso consigan estas mujeres abrir paso a un nuevo prototipo de hombre: el número trece del equipo, es un joven de 18 años, que, junto a ellas, con absoluto entendimiento, trabajan en la lucha diaria por hacer digno este territorio. No es casual tal vez, que se junten allí afros, indígenas, campesinos y desplazados víctimas de un sistema y un largo conflicto.


Es el mismo sistema capitalista corrupto en sí mismo, el que se mantiene y pervive a través de la injusticia social, le interesa provocar las desigualdades sociales; sin embargo, esta nueva experiencia de territorio desborda lo político y lo académico. Por ello, no se quiere levantar a un muerto en Granizal, y no interesa porque levantar a un cadáver es levantar acta de un fracaso político y de las administraciones; de ahí que se “tiren la pelotica” entre los municipios de Bello y Medellín. No existe un plan de ordenamiento territorial. Por esta razón la muerte no debe dejar rastro, para que no haya responsabilidades.


Así mismo, desde lo académico, aunque se aporten algunas soluciones, estas además de ser parciales, pecan en el intento, porque pareciera una mirada e intervención desde “afuera” (como el que visita un zoo) están cansadas de recibir a gente que luego se va, es lo que manifiestan.


El que escribe este artículo en este sentido, después de revisar la literatura científica, así como analizar las experiencias en otros territorios apuesta dentro de la formulación del talento humano en la salud, por subrayar un importante cambio, contratar a estas mujeres como promotoras de la salud. Se trata de contratar a la gente del territorio, pues ellas son las que saben de las necesidades de su territorio.


Encuentro en la fuerza que brota de escuchar hablar a estas mujeres tan auténticamente el significado de la dignidad, esperanza y la energía que de manera diáfana une mis raíces con las suyas en la búsqueda de la felicidad y del “buen vivir”.


La siguiente es la pregunta que hice a mi tutor académico en Colombia, Gabriel Jaime Otalvaro, autor del primer párrafo que abre este texto y deja abierta la posibilidad para que entre todxs los que deseemos podamos vincularnos con la comunidad de Granizal:


 ¿De qué forma pueden aportar las organizaciones internacionales, academia y ciudadanos para impulsar el bienestar de la comunidad de Granizal, según su experiencia y perspectiva como experto en salud pública?


Las organizaciones internacionales pueden aportar al bienestar de las comunidades a partir de la generación de procesos de intercambio de saberes, experiencias y perspectivas, en los cuales, expertos y/o funcionarios de estas organizaciones activen procesos de reconocimiento, escucha y diálogo de las realidades locales, de los saberes y prácticas construidas por las comunidades para responder a sus necesidades, a partir de lo cual, pueden activar procesos de intercambio, de retroalimentación, de canalización de apoyos, tendientes a fortalecer las capacidades de los actores locales.


- Apoyo en la sistematización de experiencias en alguna o las diferentes líneas de trabajo de las mujeres y jóvenes líderes

- Formación en estrategias específicas en temáticas de justicia climática, de género, incidencia política

- Apoyo en infraestructura y equipamiento para el desarrollo de las estrategias de comunicaciones 

- Apoyo y acompañamiento en el proceso de planeación y monitoreo del plan de salud pública territorial (algo que desean hacer las promotoras).


Autor: León González Casas

Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Granada. 


  1. Otálvaro Castro GJ, Ramirez AF, Santa HA, Cano Bedoya SM, Guzmán Cano S, Espinosa Ruiz V, et al. Dispar: La experiencia de vivir en una ciudad desigual. [Internet]. Marzo 2023; [Volumen(número)]:[páginas]. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/369388153_Dispar_La_experiencia_de_vivir_en_una_ciudad_desigual.

  2. Doria-Falquez LM, Reales-Silvera L, Russo De Vivo AR. Condiciones de vida después del desplazamiento forzado: Experiencias y percepciones de niños, niñas y sus cuidadores. Psicoperspectivas. 2021;20(1):95-105. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-69242021000100095&lng=es&nrm=iso. ISSN 0718-6924. DOI: 10.5027/psicoperspectivas-vol20-issue1-fulltext-2111.

  3. World Vision Colombia. Salud y bienestar para la Vereda Granizal [Internet]. [citado 2023-12-18]. Disponible en: https://www.worldvision.co/sala-de-prensa/salud-y-bienestar-para-la-vereda-granizal.











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