Ser mujer en Senegal
- cicode
- 13 jun 2023
- 6 Min. de lectura
Celia Perdomo Delgado
Nacer mujer en Senegal es injusto. Esa fue la sensación con la que volví de mis ocho semanas en Kafountine. Si cualquiera me preguntase qué es lo que más me impactó de mi estancia allí, fue sin duda la resiliencia y la fuerza que debe tener el género femenino en cualquier sociedad. Es obvio que haber participado en un proyecto de derechos reproductivos y sexuales, en el que, día a día, descubres nuevos peligros, obstáculos o situaciones incómodas que únicamente están adheridas a una por el hecho de ser mujer, te hace ser más consciente de todo esto, pero jamás pensé que podría haber estado tan orgullosa a la par que enfadada por ser parte de ese género.

Fotografía 1: Kafountine, Senegal
Las mujeres de la región en la que yo estuve y, por desgracia, seguramente en el resto del país, están expuestas a violaciones, inclusive las intramatrimoniales, abusos y tocamientos sin la mínima conciencia social que ampare su tormento. Deben aceptar infecciones que las hace sufrir de manera inhumana mientras siguen teniendo que mantener relaciones sexuales, ir a trabajar o hacerse cargo de la familia sin ápice de queja. Son despojadas de su sexualidad por una tradición que, en mi opinión, únicamente disfraza el afán por ejercer un control mayor sobre su género. Este contexto convierte en una necesidad que se creen proyectos como el de Kakolum que consigue sacar en los talleres temas tabús e incómodos como son los derechos reproductivos y sexuales, que se deberían identificar y reconocer para conseguir un avance social que mejore la situación de las mujeres, al menos, en el territorio en el que actúa.
Senegal promueve desde hace dos décadas políticas para lograr la igualdad real entre ambos géneros. La Ley 99, aprobada en 2005, consiste en una reforma del Código Penal cuyo objetivo es penalizar la violencia contra las mujeres en el hogar y en la sociedad. Esta reforma implica el endurecimiento de sanciones penales en caso de acoso sexual, pedofilia, violencia conyugal, violación y mutilaciones genitales femeninas (Ochoa, 2011, p. 2). Sin embargo, y como también ocurre en España, que aumente la pena vinculada a este tipo de delitos, no significa que se vayan a erradicar, y es por ello por lo que, como primer paso, debe cambiar la autopercepción por parte de las mujeres y así favorecer la detección de estas acciones.
Según los datos del Banco Mundial, en 2013, el 64,2% de las mujeres creían justificado que un marido golpease a su esposa por cualquier razón (Banco Mundial, s.f.), y el 47.4% excusan las agresiones de sus esposos cuando ellas se niegan a mantener relaciones sexuales (Banco Mundial, s.f.). Estos datos en 2019 han logrado descender 25 y casi 16 puntos respectivamente, mostrando que se ha alcanzado un cambio en la mentalidad y que se ha conseguido sensibilizar en temas que se rehusaban por incidir en la vida privada.
La ley 99 del 2005 también prohíbe la mutilación genital femenina, una práctica muy extendida en la región sur de Senegal. Se estima que casi 2 millones de mujeres y niñas han sido víctima de esta vulneración de derechos (AECID, 22 de noviembre de 2022). El Fondo de Población de las Naciones Unidas trabaja para erradicar esta práctica a través del Programa Conjunto para la Erradicación de la Mutilación Genital Femenina que tiene efecto en el país africano sensibilizando sobre el daño que provoca y empoderando a las comunidades, mujeres y niñas para promover el abandono de esta práctica. Por otro lado, penalizar esta tradición tan arraigada, ha generado un efecto adverso y es que, cuando hay alguna complicación en su realización clandestina, las mujeres o niñas no pueden acudir a un centro sanitario por miedo a las represalias, generando que estas se agraven o mueran como consecuencia de la mutilación genital.

Fotografía 2: Mujeres en el mercado.
Sin embargo, y a pesar de que considero que hablar de todas estas cuestiones debe ser promovido y reivindicado, en este artículo quiere centrarme en una cuestión a la que no había prestado atención hasta que estuve en Senegal, y es la realidad de estas mismas mujeres estando casadas con un hombre que emigra. En un informe publicado por Alianza por la Solidaridad, se indica que el 44% de los niños y niñas no viven con sus padres por estar estos emigrados, convirtiendo a las madres en las encargadas de la familia.
Esta situación genera una serie de cambios. El principal es la reconfiguración del hogar, en el que la mujer deberá adquirir el rol de proveedora. Convertirse en jefa del hogar puede ser una suerte o una condena. Si bien es cierto que esta nueva circunstancia puede otorgar un mayor estatus y un reconocimiento social que jamás hubiese logrado sin la falta de su marido, la aceptación de esta pérdida de control por parte del hombre es clave para interpretar si la transformación puede ser beneficiosa o dañina en aquellos casos en los que se contemple como un ataque a la figura de autoridad.
El proceso migratorio ilegal conlleva, en muchas ocasiones, la desaparición o muerte de los emigrantes, dejando a los hijos e hijas sin una figura paterna y, en manos de su esposa el peso de la crianza. Los jóvenes tienden a abandonar el colegio para hacerse cargo y suplantar el papel de su progenitor y, también, aspiran a iniciar el proceso migratorio que este iba a llevar a cabo. El desamparo al que se enfrentan estas mujeres cuando no hay noticias de sus maridos es enorme, no pueden divorciarse por no ser viudas y, en otros casos, no logran subsistir puesto que la economía estaba a expensas de la actividad del hombre. Son presas del proceso migratorio.

Fotografía 3: El puerto.
Estas mujeres quedan bajo la tutela de una familia que no es la suya. Tras el casamiento, la esposa pasa a vivir en el hogar de su familia política y son los hombres los que se encargan de vigilar sus acciones, pero, es especialmente la suegra la que intentará hacer valer la autoridad de su hijo ausente. En el caso de las familias poligámicas surgen varios problemas debido a que la primera esposa es la encargada de gestionar el hogar, provocando disputas y rivalidades y, por otro lado, porque al ser reconocido solo el primer matrimonio ante el Estado por la ilegalidad de la poligamia en Senegal, las demás esposas pueden quedarse desamparadas y sin ingresos.
Por último, muchas mujeres contraen matrimonio con varones prácticamente desconocidos, pero que se les considera más válidos para proporcionarles una vida próspera por el simple hecho de haber emigrado. Estas chicas viven esperando una remesa, una llamada o una visita de un hombre que, muy probablemente, no tenga reparo en rehacer su vida en el país al que ha llegado. Asumen que su única forma de mejorar su estatus es por medio de su esposo ya que las oportunidades para ellas son muy reducidas y, de esta manera se garantizan una cierta seguridad.
El flujo migratorio que proviene de África es una rama muy investigada en nuestro país, sin embargo, cuestiones como las mencionadas no se encuentran en los textos. Hasta llegar a Senegal no fui consciente de que, en muchas ocasiones, se quedan personas dependientes en la otra orilla, sin ningún tipo de amparo ni seguridad de volver a ver a sus familiares. En sociedades como en la que yo estuve, que te enseña que tu vida vale menos que la de tu homólogo masculino y que, únicamente mejorarás tu estatus de la mano de un hombre, el desvalimiento tras la emigración es una condena para muchas mujeres.

Fotografía 4: Sesiones formativas.
Se puede observar el afán de mejora institucional en cuanto a la equidad de género y la aceptación de proyectos que abogan por el cambio y el progreso en este ámbito, sin embargo, la lentitud que conlleva una transformación social sobre debates tan arraigados como estos, me lleva a pensar cuántas más generaciones de mujeres deberán sobrevivir en el panorama que existe en la actualidad.
Referencias bibliográficas
AECID (22 de noviembre de 2022). Movilizar a la juventud, clave en la lucha contra la Mutilación Genital Femenina en Senegal. https://www.aecid.es/ES/Paginas/Sala%20de%20Prensa/Noticias/2022/2022_11/22_Senegal.aspx
Banco Mundial (s.f) Mujeres que creen que está justificado que un marido golpee a su esposa (cualquiera de las cinco razones) (%) – Senegal. Recuperado el 8 de enero de 2023 de https://datos.bancomundial.org/indicator/SG.VAW.REAS.ZS?end=2019&locations=SN&most_recent_year_desc=false&start=2012&view=chart
Banco Mundial (s.f). Mujeres que creen que está justificado que un marido golpee a su esposa cuando ella se niega a tener relaciones sexuales (%) – Senegal. Recuperado el 8 de enero de 2023 de https://datos.bancomundial.org/indicator/SG.VAW.REFU.ZS?end=2019&locations=SN&most_recent_year_desc=false&start=2005&view=chart
Ochoa, M. (2011). Políticas públicas en materia de equidad de género: Mali y Senegal. Disponible en https://repositorio.iscte-iul.pt/bitstream/10071/2309/1/CIEA7_11_OCHOA_Pol%c3%adticas%20p%c3%bablicas%20en%20materia%20de%20equidad%20de%20g%c3%a9nero.pdf
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