Voluntariado en Camoapa, un proyecto con niños y niñas en situación de pobreza. Emilio Muñoz Campaña.
- cicode
- 9 ago 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 10 dic 2024
Una odisea de viajes hasta llegar a Camoapa.
Desde el momento en el que fui seleccionado en el programa de Voluntariado Internacional del CICODE, sentí muchas ganas e ilusión por comenzar tal proyecto. Si bien yo ya había viajado anteriormente a Latinoamérica mediante un programa de Movilidad Internacional para estudios de grado, la experiencia de voluntariado no tenía nada que ver con eso. Se trataba de mi primera participación en un programa de voluntariado y en este caso era un voluntariado internacional. Los días previos al desplazamiento me sentía nervioso y expectante por ello.
El día 1 de julio comenzaba la que iba a ser una experiencia completamente nueva para mí, comenzaba mi desplazamiento hacia el que iba a ser mi destino de voluntariado durante las próximas 4 semanas: Camoapa, Nicaragua. Por delante, aun me quedaban 48 horas de desplazamientos hasta llegar a este municipio en el interior del país. En concreto, me esperaban 5 horas en autobús hasta llegar a Madrid, 10 horas en avión hasta San Salvador, 1 hora en avión hasta San José, 8 horas en autobús hasta Managua y finalmente 2 horas en taxi hasta Camoapa. Sin duda, una odisea de transportes y desplazamientos pero con la ilusión de poder participar en el programa de voluntariado de Fundación Hogar Luceros del Amanecer, que trabajan con niños y niñas en situación de extrema pobreza proporcionándoles material escolar, clases de refuerzo, acompañamiento a sus familias, entre tantas otras actividades.
Una vez llegado a Camoapa por la noche, pronto conocí a la que iba a ser la familia que me acogería durante toda mi estancia en este pueblo del interior de Nicaragua. Apenas llegué tomé una ducha y me acosté porque ya era tarde y venía muy cansado después de tantos días de viaje.
Tras ello, llegó en primer día en el Hogar Luceros del Amanecer. La coordinadora de la fundación me recibió y me enseñó todos los lugares del centro y nos presentó a cada una de las personas que trabajaban allí, quienes me comentaron las distintas actividades que ellos realizaban en aquel lugar. Al llegar la tarde conocí a los niños y niñas que acuden a la Fundación cada día. Se trata de menores de edad en situaciones de pobreza y vulnerabilidad. Pronto comencé, junto al resto de personas voluntarias a ayudarles con las diferentes tareas que ellos traían de la escuela a la que habían acudido en la mañana, así como ayudar en las clases de refuerzo.
La adaptación fue rápida y natural y pronto ya los niños y niñas me trataban como a cualquier otro profesor del centro. Por delante, 1 mes me quedaba en Camoapa colaborando con Hogar Luceros del Amanecer.

Ya han pasado algunas semanas desde que llegué a Camoapa y me incorporé a la fundación Hogar Luceros del Amanecer.
Poco a poco los días han ido pasando y ya me encuentro llevando a cabo el trabajo planificado durante los primeros días de mi estancia en el lugar.
El Hogar Luceros del Amanecer trabaja día a día con niños y niñas en situación de pobreza, a los que les proporciona clases de refuerzo escolar, inglés, computación, dibujo, danza, música, etc. No obstante, también tienen un programa de ayuda para embarazadas menores de edad.
En estas semanas, mi trabajo se enmarca dentro de las diferentes clases que reciben los niños y niñas de la fundación. Colaboro con el resto de profesorado en las clases refuerzo, así como de inglés. En Nicaragua el estudiantado de primaria asiste a la escuela o bien en el turno de mañana (de 8 a 11 de la mañana) o bien en el turno de tardes (de 1 a 4 de la tarde). Los niños y niñas que asisten a la escuela en la mañana, vienen a la fundación por la tarde y viceversa. Durante el tiempo en el que están en la fundación, asisten a las clases ya mencionadas anteriormente, en las que participo como profesor de refuerzo. No obstante, el trabajo de la fundación no termina ahí, sino que también he acompañado a la responsable del programa de embarazadas menores de edad en su visita a sus hogares para realizar seguimiento de su situación. Por otra parte, también tengo planeado acompañar a la profesora encargada del seguimiento familiar de todos los niños y niñas de la fundación en las visitas que realiza a los hogares de aquellos niños o niñas que se ausentan durante las últimas semanas.
También trabajamos junto al resto de personas voluntarias en el acondicionamiento de algunos de los espacios del centro, como puede ser la biblioteca, en la que hacemos inventario y organizamos todos los libros que llegan a la fundación.
El trabajo del día a día con los niños y niñas de la fundación se hace llevadero y sin problemas. Todos los niños y niñas tienen buena disposición a la hora de asistir y atender a las clases. Si bien como todos los niños algunos son mas inquietos que otros, no estoy encontrando dificultades a la hora de desempeñar mi función.
De cara a las próximas semanas espero poder seguir con el planning de trabajo diseñado, que es una continuación de las tareas ya realizadas hasta el momento.
Sin duda hasta el momento está siendo una grata experiencia, en la que estoy pudiendo desarrollar mi labor de voluntario a la vez que aprendo de todos los integrantes de la fundación, así como de los niños y niñas a quienes doy clase. Sin duda, lo más reseñable de los niños y niñas que acuden al centro es la educación y humildad con la que asisten a las clases. Muchos de ellos tienen que recorrer grandes distancias para poder llegar a las clases tanto de la escuela como de la fundación. Todos ellos se comportan muy positivamente hacia las personas voluntarias, haciéndonos la labor mucho más fácil.

Llegó el día en el que tras 4 semanas en el Hogar Luceros del Amanecer finaliza mi voluntariado internacional.
Aquel sitio al que llegué hace casi un mes, expectante por ver qué me depararía, se ha convertido estas semanas en una segunda casa para mí.
Cuando emprendí mi viaje desde España, no me fijé ninguna expectativa acerca de lo que podría encontrarme una vez llegase a Camoapa. No obstante, podría afirmar que mi experiencia durante este mes de julio ha superado las expectativas que pudiera haber llegado a tener. Han sido 4 semanas de cooperación, aprendizaje y enriquecimiento personal y cultural.
Durante este periodo, he desarrollado mi trabajo en clases de refuerzo escolar, así como de inglés. También he colaborado con el programa de ayuda a embarazadas menores de edad y con la organización y adecentamiento de la biblioteca del centro.
Sin duda, el punto más positivo de esta experiencia ha sido el trabajo del día a día con los niños y niñas que asisten a la fundación, los cuales se encuentran en situación de pobreza. Enseñarles, ayudarles y jugar con ellos te hace sentir como si fueses uno más y desde luego ha facilitado en gran medida mi adaptación al lugar.
Durante mi estancia he podido comprobar cómo la situación económica y social de las personas condiciona de manera determinante sus posibilidades y futuro. Todos los niños y niñas que acuden a la fundación se encuentran en situación de pobreza. Muchos provienen de familias desestructuradas y viven en condiciones precarias. Para muchos de ellos, poder alcanzar unos estudios superiores es prácticamente un imposible, pues en cuanto que alcanzan edad suficiente comienzan a trabajar para poder mantenerse a ellos mismos y a su familia. La falta de medios para poder desarrollar sus habilidades académicas sin duda los limita a la hora de labrarse un futuro más próspero. Del mismo modo, la ausencia de referentes familiares que hayan podido acudir a la Universidad o realizar estudios superiores en ocasiones supone un techo sobre el que los propios niños y niñas no pueden ir más allá. Ante esto, es admirable la labor que desempeña la fundación Hogar Luceros del Amanecer en su ayuda a estos niños y niñas por tratar de garantizar que puedan acceder a material escolar, comida y ayuda docente en su día a día.
Poder haber cooperado en este proyecto de voluntariado y convertirme en un agente de cambio sin duda ha supuesto una gran experiencia y aprendizaje. En estos últimos días no paraba de pensar que se me habían hecho cortas las 4 semanas que he pasado en este lugar. Sin duda el día de la despedida fue muy emotivo a la vez que duro, al tener que decir adiós a todas las personas que trabajan en la fundación y a los niños y niñas que a ella asisten. Sin embargo, estoy seguro de que no se trata de un adiós sino un hasta pronto.

Comments