En esta entrada del blog tengo la oportunidad de hablar de una realidad que sufren millones de personas día a día que es la inmigración irregular, más concretamente en el caso de Marruecos.
Soy una alumna del master de Cooperación al desarrollo y gestión pública de las ONGD de la Universidad de Granada y tuve la grandísima oportunidad de poder hacer unas prácticas en terreno gracias al CICODE y a la ONGD MZC “Mujeres en zona de conflicto” durante tres meses en Asilah una pequeña ciudad del Norte de Marruecos.
Marruecos es un país de emigrantes desde las primeras olas de inmigración de la primera guerra mundial y a su vez en un país receptor de inmigración ya que es una de las puertas de entrada a Europa.
En primer lugar destacar que Marruecos es uno de los países que ha sufrido, sin duda, los efectos del drástico control político de las fronteras exteriores Europeas.
La política europea de inmigración está constituida por una serie de capas formadas por tratados y acuerdos europeos que suele estar en consonancia con las políticas nacionales de inmigración decididas por los estados europeos.
La frontera sur de Europa es considerada como uno de los puntos clave de las políticas de seguridad de los países miembros de la Unión. Países como Argelia, Marruecos, Túnez y Libia se han convertido en aliados preferentes de los estados europeos y han pasado de meros países de origen de inmigrantes a ser calificados como países en tránsito. Ser considerado como lo segundo supone un aumento de categoría y el país se convierte en aliado prioritario y defensor de los intereses europeos.
El aumento del fenómeno de la migración subsahariana hacia Europa, combinado con el endurecimiento de las fronteras, ha supuesto un incremento sustancial de población sin acceso a las necesidades más básicas en Marruecos, último paso obligado en la ruta transahariana.
Siendo este un país en vías de desarrollo, carente de los recursos para integrar el continuo flujo migratorio de personas sin medios económicos y condicionado por políticas europeas a hacer de frontera y contención de este incesante flujo de inmigrantes, se genera una situación de rechazo por parte de la población local que relega a la creciente población migrante subsahariana a una marginación endémica, de la que carece de los medios para salir por sí misma.
Tras la pequeña introducción a la realidad de Marruecos en el caso de la inmigración paso a hablar sobre el proyecto en el que se me brindó la oportunidad de poder trabajar en él y aportar mi pequeño granito de arena a los problemas que sufren los inmigrantes subsaharianos en Marruecos.
En Asilah estuve trabajando dentro del proyecto de MZC “Fortalecimiento de los mecanismos de apoyo a la población migrante en el norte de Marruecos, especialmente la población subsahariana, atendiendo a un enfoque de género y Derechos humanos” este es un proyecto donde semanalmente realizábamos dos unidades móviles una jurídica y otra sanitaria en Tánger, una de las ciudades marroquíes con mayores porcentajes de población inmigrante.

Gracias al diagnóstico y al trabajo de campo realizado por MZC previamente a mi estancia tuve conocimiento que la integración de la población migrante dentro de la sociedad marroquí se ha visto dificultada a consecuencia de las dinámicas sociales que generan recelo, la percepción mediática, el comportamiento racista de una parte de la población y la dureza de las fuerzas del orden público y de seguridad policial-militar que ha extremado la situación de vulnerabilidad del migrante subsahariano. Las necesidades básicas de esta población subsahariana son alimento, agua, salud e higiene.
Las mujeres y hombres subsaharianos tiene dificultad para acceder a bienes básicos como el agua, alimento, vivienda, sanidad y vestimenta. En el caso de las mujeres aumentan sus vulnerabilidades por varias cuestiones, destacando que prácticamente todas han sido (y algunas siguen siéndolo) víctimas de violencia de género física, sexual y psicológica. Muchas de ellas han sufrido embarazos, abortos, prostitución forzosa y esclavitud sexual a lo largo del tránsito. Ahora en Marruecos una parte de ellas son víctimas de trata en su forma de mendicidad y de explotación sexual entre la propia comunidad subsahariana.
Uno de los objetivos principales del proyecto era informar a la población inmigrante de sus derechos en Marruecos, la población subsahariana se rige por la ley 02-03, dicha legislación no articula la puesta en práctica de mecanismos eficaces que amparen la especial situación de marginación de la población subsahariana migrante.
En las unidades móviles hablábamos sobre la importancia de que comenzaran la población inmigrantes su proceso de regularización y les ofrecíamos el servicio de asesoramiento jurídico ya que era un paso muy importante para mejorar su situación en el país, para obtener el permiso de residencia debía de cumplir los siguientes requisitos, llevar en Marruecos cinco años o más, las mujeres con hijos en el país , los enfermos crónicos, los matrimonios mixtos y tener un contrato de trabajo , si cumplen estos requisitos automáticamente tras entregar la documentación obtendrían la regularización pero en la realidad hay muchas personas que cumples los requisitos y se les deniega el permiso de residencia.
Es muy importante que la población subsahariana realice los trámites para obtener el permiso de residencia puesto que cuando la obtiene reciben una serie de derechos, como derecho a la educación de sus hijos, a la sanidad pública, si obtienen un trabajo tienen derecho a la aplicación de la legislación marroquí del trabajo, pueden circular libremente por el país y en el caso de ser deportados volverían a Marruecos.
Para finalizar me gustaría destacar que la inmigración es una realidad compleja con una gran cantidad de problemas que sufren millones de PERSONAS y que desde los países europeos miramos hacia otro lado. No debemos de olvidar que esas personas abandonan sus países la gran mayoría obligados, buscando una oportunidad de vida mejor.