Perú es uno de los países actualmente considerado en vías de desarrollo (PVD) y por ello, objeto de la cooperación internacional. El Índice de Desarrollo Humano del Perú es de 0,74 para el año 2015, ocupando el puesto 87 de 188 países analizados.
Al hacer un análisis socioeconómico de Perú se pueden presentar datos relativos al crecimiento del PIB per cápita, desempleo, tasa de mortalidad, etc., pero lo que nos interesa en este blog es centrarnos en la situación de la mujer peruana, su participación en la vida política y la violencia que sufre por el hecho de ser mujer.
Concretamente, esta entrada se centrará en la Mancomunidad Municipal del Señor Cautivo de Ayabaca (MMSCA) del Departamento de Piura, que se encuentra formada por las Municipalidades de Paimas, Montero, Lagunas, Jililí, Sicchez, Ayabaca y Región Piura.
Las mujeres peruanas se enfrentan a importantes desigualdades y limitaciones desde que nacen y así queda reflejado en la propia sociedad. Las mujeres presentan mayores tasas de analfabetismo; menor formación académica en todos los niveles educativos; salarios inferiores para puestos similares que los hombres; precariedad laboral y menores tasas de actividad; poca representación en los puestos de decisión públicos y privados…
Todo ello son formas de violencia de género y la clara representación de un sistema heteropatriarcal que domina la vida de las mujeres y cuya máxima expresión se encuentra en el número de mujeres asesinadas cada año. Así, Perú en la actualidad es el país de Sudamérica con mayor número de denuncias por violencia sexual y el tercer país con mayor número de muertes por violencia de género a nivel mundial.
Proyectos como los que hemos desarrollado con la ONGD APY Solidaridad en Acción tienen como objetivo combatir esta situación a través del empoderamiento de las mujeres para que éstas puedan ejercer sus derechos libres de cualquier forma violencia.
De tal modo, los proyectos concretos en los que nosotras/os hemos participado son:
Implementación de políticas y presupuestos de género en la MMSCA.
Mejora y articulación de servicios públicos y acciones comunitarias para prevenir la violencia de género en Ayabaca y Morropón.
El pilar fundamental del primero de estos proyectos es las denominadas Mesas de la Mujer, habiendo una mesa de la mujer por cada distrito de la MMSCA. Éstas constituyen un espacio de diálogo, propuesta e incidencia para la promoción de los derechos de las mujeres y la igualdad de género.
Las Mesas de la Mujer están integradas por grupos de mujeres organizadas (productoras, artesanas, etc.), representantes de los municipios e instituciones públicas como el Centro de Emergencia de la Mujer (CEM), los centros de salud y las instituciones educativas. Además, éstas identifican y gestionan los problemas que afectan a las mujeres y promueven su participación en la toma de decisiones de los distritos y de la mancomunidad.
Los principales problemas que afectan a la MMSCA y por las que luchan las mujeres son:
El acceso a la educación, pues las mujeres tienen mayores dificultades para acceder a ésta dado que se encargan del cuidado de la familia y por el temor a sufrir abusos sexuales en los largos trayectos a las escuelas.
Mejoras en la salud sexual y reproductiva, pues las adolecentes se encentra muy expuestas a embarazos no deseados y existe alta mortalidad materna.
Acceso al trabajo y a los recursos económicos. Las mujeres de la MMSCA participan principalmente de la economía informal en el sector servicios y en trabajos poco cualificados, así como en el trabajo del hogar. Además, la posesión y propiedad de las tierras y bienes suele recaer en manos de los varones, lo cual dificulta el acceso de las mujeres a los recursos económicos.
Eliminar la violencia contra las mujeres.
Aumentar la participación política de las mujeres.
Para lograr sus objetivos se ha de:
Seguir el Plan de Igualdad de Género del distrito.
Articular las Mesas de la Mujer de la Mancomunidad, a través de encuentros donde se compartirán las experiencias y se coordinarán acciones.
Intervenir y articular otros espacios participativos locales y regionales.
Vigilar y seguir los presupuestos municipales.
Organizar y participar en campañas de sensibilización que coloquen en la agenda pública los problemas que afectan a las mujeres
Por otra parte, el segundo proyecto se encuentra dirigido al fortalecimiento de los servicios públicos y de las personas que intervienen en la ruta de atención en casos de violencia de género.
El objetivo principal del proyecto es mejorar la atención en casos de violencia de género, en especial a las víctimas, a través de la formación a aquellos/as agentes que intervienen de forma directa como puede ser la policía nacional, los/as jueces/zas de paz, la ronda o los centros médicos.
Para ello, en un primer momento, se procedió a la recopilación de información a través de encuestas y entrevistas para la elaboración de una línea de base sobre violencia de género en los diferentes distritos. Esta recopilación nos ofreció información sobre el número de casos de violencia de género, la tipología de ésta, así como la ruta de intervención que sigue cada institución. De igual modo, nos permitió identificar a los agentes locales que intervienen en los casos de violencia y conocer sus necesidades y deseos formativos.
En muchas ocasiones estos agentes locales no cuentan con formación específica para intervenir en casos de violencia de género, luego actúan en base a aquellos conocimientos personales que poseen, convirtiendo esta intervención en subjetiva y poniendo en riesgo la integridad física y emocional de la víctima y de sus hijas e hijos.
Una vez superada esta primera fase, el proyecto se centra en la formación a las/os agentes locales a través de cursos y talleres para prevenir y atender la violencia contra las mujeres.
Resultados
Aún es pronto para determinar el éxito o fracaso de los proyectos pues su implantación ha sido reciente. No obstante, ha habido una gran aceptación y un alto grado de participación, uniéndose cada día un mayor número de mujeres y hombres. Además, la incidencia política está dando sus frutos pues los candidatos municipales se están comprometiendo a incluir en sus programas electorales políticas públicas con enfoque de género, así como formar “listas cremallera”.
Valoración personal
Nuestro trabajo como cooperantes en prácticas en estos dos proyectos ha ido enfocado a la recopilación de información a través de encuestas y entrevistas para la elaboración de una línea de base sobre violencia de género; al diseño y facilitación de talleres; a la participación en reuniones de planificación de los proyectos; al apoyo logístico en convocatorias y desarrollo de reuniones, formaciones y talleres; y al apoyo en tareas de comunicación para la visibilidad de las acciones de la Mesa de la Mujer y de la Red de Mujeres Autoridades.
Todas estas labores nos han ayudado enormemente en nuestra formación profesional y nos ha cambiado nuestra propia vida personal. Además, la estancia en Piura y todo lo ocurrido durante esta nos ha cambiado por completo.
A nivel profesional, hemos podido conocer cómo funciona una ONGD en terreno y el verdadero papel de la cooperación internacional con sus virtudes y carencias. Hemos conocido otra realidad y otra forma de trabajar distinta a la que estamos acostumbrados en nuestro país, y hemos podido poner en práctica los conocimientos adquiridos en nuestros estudios universitarios.
También hemos podido trabajar en proyectos de género, ámbito en el que hasta el momento ninguno de los dos había intervenido. Consideramos que el trabajo con enfoque de género debe ser transversal a cualquier intervención, ya que la desigualdad de género es una de las grandes problemáticas que se encuentra instalada en nuestras sociedades.
A nivel personal, este periodo de prácticas ha supuesto un punto de inflexión en nuestras vidas, pues el conocer otro país, otras realidades y otras culturas nos ha enriquecido como personas y ha contribuido a aportarnos una visión diferente a la impuesta por las sociedades occidentales actuales.
