Solucionarización.
Estas palabras son de paz
y ayuda.
Gracias a la gente que me
quiere.
Gracias a la gente que me
apoya.
Todas las dificultades de la
vida son soluciones de sueños
positivos. Todas las personas
que se conocen son vidas
con dignidad, no hay lados
que no puedan conocerse en
el ser humano.
Al final comprendimos
que no estamos solos.
Que la cultura de la vida
comparte una meta infinita.
Regresaremos al lugar
donde partimos, y reiremos,
de un mismo gozo, nuestros
sueños. Todas las metas de
paz y no violencia son
una misma meta.
Gabriel Botía Morillas, tras su experiencia en El Salvador.
SELECCIÓN DE POESÍAS DE MUJERES SALVADOREÑAS.
La mariposa.
En el jardín de plenilunio lleno
su tríptico de pétalos se posa,
con la fijeza de una mariposa
que congelara en flor su desenfreno.
Tiene en su cáliz de candor un pleno
aire más fino que nevada rosa,
y del perfume, doncellez premiosa,
la suave gala de blancor sereno.
Lilian Serpas. 1905-1985.
Y soñé que era un árbol
Y soñé que era un árbol
y que todas mis ramas
se cubrían de hojas
y me amaban los pájaros
y me amaban también
los forasteros
que buscaban mi sombra
y yo también amaba
mi follaje
y el viento me amaba
y los milanos
pero un día
empezaron las hojas
a pesarme
a cubrirme las tardes
a opacarme la luz
de las estrellas.
Toda mi savia
se diluía
en el bello ropaje
verdinegro
y oía quejarse a mi raíz
y padecía el tronco
y empecé a despojarme
a sacudirme
era preciso despojarse
de todo ese derroche
de hojas verdes.
Empecé a sacudirme
y las hojas caían.
Otra vez con más fuerza
y junto con las hojas que importaban apenas
caía una que yo amaba:
un hermano
un amigo
y cayeron también
sobre la tierra
todas mis ilusiones
más queridas
y cayeron mis dioses
y cayeron mis duendes
se iban encogiendo
se arrugaban
se volvían de pronto
amarillentos.
Apenas unas hojas
me quedaron:
cuatro o cinco
a lo sumo
quizá menos
y volvía a sacudirme
con más saña
y esas no cayeron:
como hélices de acero
resistían.
Claribel Alegría. Poeta Nicaragüense de madre salvadoreña. 1924.
Dragones de cartón (II)
El con su sonrisa agrietada
extendió sus ojos
y pidió una limosna…
En silencio se marchó con el frío
de la tarde
llevando la neblina
como abrigo perpetuo
y llevando como sombra
las luces de la calle.
Susana Reyes. 1971.
No está perdido lo que no encuentra puerto
No está perdido lo que no encuentra puerto ni a la deriva una barca que extravía su muelle. Hay viajes cuyo destino es el recorrido, no un espejismo en el horizonte. Y se vive viento, niebla, mareas cuyo propósito es ir y venir, olas donde la brújula sonríe con su boca náutica. Este viaje nos llena manos y ojos de nosotros mismos: vamos de forasteros e inmigrantes ilícitos dejando estelas de ausencias y amares a mares.
Claudia Meyer. 1980.
La pájara pinta

Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón; está la campánula blanca mirando la cara del sol. La nube recoge en su juego soldados, castillo y dragón; el agua, en su cauce de berros, tres lirios y un pez de color. De anís las cabriolas del aire de plumas su vivo listón; les digo que el aire del mundo jamás fue tan buen bailador. Me da la calandria su pico, su rama me ofrece el gorrión, en lunes tan nuevo y tan fino, ¿de qué servirá el reloj? Abejas con sueños de azúcar ya buscan un campo de olor; hormigas de rudas faenas va salen de cada terrón. armiña y Carmela en su risa que es risa de-siempre-las-dos: Carmela y Carmiña en su canto alzado de su corazón. Invierno nos habla, sin lluvias, por mil semillitas de -amor: verano se ha puesto en las hojas a ser más alegre que yo. La oveja descubre retoños que casi le piden perdón; la oveja ha olvidado su casa, la casa del joven pastor. Oíd la campana que dice: ¡no habrá, esta mañana lección! Oíd a la pájara pinta cantando en el verde limón.
Claudia Lars. 1899 - 1974.
Se vende lote sin intermediario...
"Se vende lote sin intermediario" donde plantar el huerto de la vida, un sueño y una historia compartida en la hoguera que avive el fuego diario. Y en ese día a día el calendario va a señalar el punto de partida para iniciar la siembra concebida en la tierra de que hoy se es propietario. La hoguera crecerá, también la hogaza aguardando la mano presurosa y el labio que conjugue un verbo nuevo. El mismo labio que en el viento traza la fragante silueta de la rosa y en el surco cosecha su renuevo.
María Cristina Orantes. 1955.
Estirpe
Territorios de harina levantados tan sólo en homenaje al paladar del hambre, no a la gula. Casa donde jamás entró a medrar molicie ni pereza. Esfuerzo derramado inacabable desde el primer hervor del alba hasta el primer lucero de la tarde. María con su cántaro repleto. Cristina con canciones de cenzontles. Isabel con las mieles escondidas sólo para verterlas en el pan: Su hijo, el más bendito, el que nunca nació. Bajo el alero y el gobierno firme de Mercedes: Un manojo de llaves, una dura bondad, un gesto huraño y la rabia en defensa de las suyas. Casa de las mujeres, casa del azafrán y de la harina, de la torta de yema, el pan francés y la cemita, donde el canasto del pan de San Antonio endulzaba su masa tiernamente en las manos de aquellas que iniciaron con el gesto del pan este gesto en palabras que es mi canto. Mi vida y esta voz tienen raíz de panes y sabores de canela y de clavo, de azúcar de pilón y de panela, de hojaldres, bizcotelas, ataditos de dulce, colaciones y el amargo dulzor de las toronjas.
Carmen González Huguet. 1958.
Misericordia
Un vaho divino
¡Misericordia!
Nada sonroja al tiempo
La sangre es solo una copa de Merlot
Encaprichando los días
Los cuerpos haraposos
Un tatuaje efímero del destino
No ocurre nada más allá de lo habitual
Y esta adicción a las sombras
Es el idioma extranjero
En boca de un indígena
Nada hay de diferente
¡Misericordia!
Un viejo muere en una esquina.
Xóchitl Cabrera. 1984.