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“Esta no es una organización de cooperación sino de derechos humanos”

En 2017, tras tener una intensa experiencia de vida y trabajo con y por los pueblos indígenas de la Amazonía, decidí dar un giro a mi carrera, que hasta entonces se orientaba a los idiomas, y dedicarme profesionalmente a la defensa de sus derechos. Con esa convicción, postulé a una oferta de trabajo para la única organización internacional que trabaja por los derechos de los pueblos indígenas y tribales a nivel global, Survival International, y en una de las entrevistas del proceso de selección, de mi boca salió la siguiente frase: “[…] estoy decidida a encaminar mi carrera hacia el mundo de la cooperación […]”. La persona que me entrevistaba, y que hoy día es mi coordinadora, me dijo algo que me hizo abrir los ojos y entender lo mucho que desconocía el mundo de las organizaciones e instituciones de desarrollo: “Verás, Teresa, esta no es una organización de cooperación, sino una organización de derechos humanos”. Hasta aquel momento, para mí todo entraba en el mismo saco: organizaciones que trabajan para cambiar las cosas, lo que yo quería. Pero el trabajo que hacen unas y otras es completamente diferente tanto en forma como en contenido. Nunca conseguí ese puesto.


Cuento todo esto como introducción porque en ese momento me di cuenta de que necesitaba una formación teórica que complementaria mi experiencia en terreno y decidí matricularme en el máster de Cooperación al desarrollo, gestión pública y de las ONG. En el máster cada vez me interesé más por la perspectiva de derechos humanos y por eso, con la ayuda del CICODE, busqué una estancia profesional en la Sección peruana de Amnistía Internacional, el movimiento global por los derechos humanos que está conformado por más de 7 millones de personas y tiene presencia en más de 150 países.


Mi experiencia en terreno en Lima ha sido, con toda seguridad, muy diferente a la del resto de mis compañeras, por tratarse de una organización de derechos humanos y no de cooperación. Y es que el trabajo de unas y otras son muy diferentes tanto en espacios de actuación como en estrategias. A continuación, destaco algunas de las principales diferencias:


La estrategia (el cómo actúa): mientras que una organización de cooperación generalmente trabaja por proyectos, las organizaciones de derechos humanos trabajan por campañas.


El origen de la financiación de sus acciones también es una gran diferencia. Generalmente, las organizaciones de derechos humanos se financian a través de las aportaciones directas de sus socios y simpatizantes y no suelen aceptar fondos de gobiernos nacionales, partidos políticos, multinacionales u otras instituciones gubernamentales, para que su trabajo y su libertad de acción no se vean comprometidos, ya que los gobiernos son los principales violadores de los derechos humanos. Por su parte, las organizaciones de cooperación suelen obtener el grueso de su financiación de subvenciones de instituciones públicas o privadas que consiguen al presentar sus proyectos.


En el foco de actuación (el dónde actúa). Existen tres niveles de actuación cuando se quiere trabajar para lograr el cambio. Cada una de ellas es importante por igual y la interconexión entre ellas es fundamental para que las acciones implementadas tengan el mejor impacto.

  • La inserción o inmersión. El nivel de inserción es el nivel de contacto directo con la realidad que se quiere estudiar. La persona en inserción en una comunidad es quien convive o tiene el contacto más cercano con la población con la que se quiere trabajar y será la persona más indicada para hacer el diagnóstico de la situación de la comunidad: identificar amenazas, logros, debilidades y fortalezas. Las consultas a la población pueden ser mucho más ricas, participativas y productivas cuando existe una relación de confianza con la persona que la realiza. La presencia en este nivel es fundamental para tener una visión lo menos sesgada posible de la situación de ese grupo social, y evitar al máximo la importación de las famosas “soluciones” prediseñadas.

  • La “itinerancia”. Es el punto de conexión entre la inserción y la institución. En algunos contextos geográficos, como puede ser la inmensidad de la Amazonía y la desconexión digital que ésta impone, este nivel de actuación es fundamental para que la información entre los otros dos niveles de actuación pueda fluir.

  • La incidencia. Generalmente, es la institución quien tiene la capacidad de incidir en los espacios de toma de decisiones. En este nivel es en el que se enmarca el trabajo de Amnistía Internacional.

Los proyectos de las organizaciones de cooperación, suelen trabajar directamente en la zona donde se quiere lograr el cambio, es decir, en los espacios de inserción, en las comunidades. Por ejemplo: un proyecto de fortalecimiento del liderazgo femenino que actúa mediante talleres con la población de la comunidad; o un proyecto de mejora en las infraestructuras de distribución de aguas residuales. Muchas de ellas también hacen la labor de transmitir la información hasta el nivel institucional. Por ejemplo: cuando una organización realiza un diagnóstico y comunica los resultados a una institución de incidencia para que ésta emprenda alguna acción.


Sin embargo, las organizaciones de derechos humanos que trabajan por campañas tienen como objetivo actuar en el nivel de incidencia política, social e institucional. Por ejemplo: se trabajará la igualdad de género a través del apoyo a la implantación del enfoque de género como parte del currículo escolar, lo que se logrará a su vez mediante la presencia y presión en el Parlamento Nacional.


¿Cómo se llega a lograr incidencia en la política y en la sociedad?

El trabajo de Amnistía Internacional se puede clasificar en tres fases:

  1. Investigación de los casos en los que se vulneran los derechos humanos.

  2. Campañas y movilización. Una vez seleccionados los casos que se van a trabajar, se conforman las campañas y las estrategias de movilización de la sociedad civil. En este punto se enmarca el activismo, la educación en derechos humanos, la organización de eventos para la sensibilización y la recolección de firmas de la sociedad. Concretamente, me gustaría resaltar que la recolección de firmas supone una herramienta fundamental para presionar a los gobiernos e instituciones que pueden hacer que se produzca el cambio. Aquí, en la coordinación del activismo, es donde se encuadra mi trabajo dentro de la organización.

  3. Incidencia. Mediante la presencia en los espacios de toma de decisiones y la presión a gobiernos y empresas, y con el apoyo de la opinión pública, se logran cambios reales.

Reconozco que cuando me dijeron que trabajaría en el área de activismo (y no en el de educación en derechos humanos que era el área que manejaba) me invadió un poco esa idea demonizada del activismo que seguimos teniendo en el subconsciente. Además, por puro desconocimiento, dudaba de su eficacia.


Tras estos cinco meses de trabajo en Amnistía Internacional, he aprendido qué es el activismo, cómo se organiza, qué formas puede tomar y la importancia crucial de su existencia para lograr cambios. Tenemos que quitarnos de una vez la imagen mental de activismo = tetazo en una iglesia (del que estoy muy a favor, pero que ha llevado a que mucha gente asemeje erróneamente el activismo con el vandalismo).


Activismo es movilización de la ciudadanía, es actuar por la defensa de los derechos humanos; no permanecer impasible frente a las injusticias; no caer en la desidia; es tener esperanza y motivación; es sentirse capaz de cambiar las cosas; es también querer compartir esas convicciones mediante la sensibilización; es ser motor, acción; es vida, luchar por la propia y por la ajena; es solidaridad. Activismo es ser #VALIENTE y apuntar alto en nuestros reclamos, sabiendo que nos exponemos a los poderosos, pero que en ellos encontraremos el cambio más eficaz hacia la justicia.

Marcha Contra la Violencia Machista

Marcha Contra la Violencia Machista 25N

Marcha Mujeres por Justicia 8 de agosto

Recogida de cartas para la campaña mundial

Escribe por los derechos de las mujeres defensoras de derechos

Fotoacción para exigir justicia por el asesinato del periodista Hugo Bustíos.

Acción de protesta y entrega de carta en la Embajada de la India por la campaña de represión de las autoridades indias contra la sociedad civil del país.

Plantón y entrega de cartas de protesta en la Embajada de Nicaragua de mano de tres refugiados nicaragüenses.

Talleres en Universidades “El ABC de los derechos humanos”, para ampliar la red de activismo joven.

Foto de los Pueblos Indígenas, con el Secretario General de Amnistía Internacional.

Plantón frente al Palacio de Justicia por el mantenimiento del enfoque de género en el currículo escolar.

Medios como La República o El Comercio nos sacaron en portada.

Universidad de Granada
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